Por Asdrúbal Oliveros | 2 de enero, 2015
(Infolatam).- Venezuela culmina el año 2014 con un desempeño macroeconómico mediocre, amén del deterioro institucional. Estimamos que la economía decrezca este año 4,0%, la inflación del Banco Central de Venezuela (BCV) en 72,8% (con una inflación subyacente de 83,8%), un déficit fiscal del sector público récord de 19,6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y un diferencial cambiario exacerbado sin ninguna lógica económica. Por el lado del sector privado, persiste la escasez de divisas, que afecta la operatividad de las empresas, además de la fuga de talentos y mayores regulaciones. El ciudadano común enfrenta una caída de poder adquisitivo de 8,9% este año, elevando la proporción de los empleos precarios.
Frente a este cuadro de crisis, la perspectiva en 2015 no luce halagadora. En medio de los múltiples desequilibrios de la economía venezolana hay que agregar la caída en el precio petrolero. En lo que va de año, la cesta petrolera venezolana (CPV) promedia US$90,3/bl, que representa 10,7% menos que lo que cotizaba un año atrás. En 2015 los escenarios de caída en los ingresos se mueven en un rango de US$9.200 millones y US$24.000 millones, exacerbando la crisis, a pesar de ser un año electoral.
Las expectativas están puestas en las medidas que tendrá que tomar el Ejecutivo. Es claro que ante una caída de ingresos tan significativa, el Gobierno pondrá en marcha algún tipo de ajuste. El impacto del mismo sobre las diferentes variables clave dependerá de la calidad, alcance, diseño y tiempo de implementación. En cualquier caso, el desempeño macroeconómico del próximo año estará marcado por el choque adverso en los precios petroleros, con una perspectiva negativa: hemos ajustado el crecimiento económico desde -2,9% hasta -4,6%, la tasa de inflación en un rango que se mueve entre 110,0% y 120,0%, la devaluación del tipo de cambio ponderado oficial entre 38,0% y 66,0%.
Un cambio clave que está aflorando en la Venezuela actual, que es un factor clave frente a 2015, es que la economía venezolana comienza a enfrentar problemas estructurales más profundos, donde ya el gasto público no tiene el impulso necesario para revitalizarla, dada la aceleración inflacionaria que venimos sufriendo desde el último trimestre de 2012.
Los retos para el gobierno de Maduro no son menores. El chavismo se acostumbró a vivir con altos precios petroleros, a esconder desequilibrios y postergar ajustes. Somos de la opinión de que ese período de gracia y benevolencia se termina. El reto está en cómo redimensionar el Estado que hoy necesita para vivir de un barril petrolero de US$122,0/bl a manejarse con un precio petrolero a la mitad de ese valor, con los costos políticos que esto implica. Atacar el desequilibrio fiscal venezolano es clave para poder resolver otros desequilibrios no menos importantes: el monetario y el cambiario, por ejemplo.
También para Maduro y su gobierno será determinante precisar hasta dónde están dispuestos a realizar el viraje del modelo aplicado hasta ahora y que ha resultado en un fracaso o, dicho de otro modo, un modelo que resulta inviable en época de bajos precios petroleros. El tema va más allá de ganar la elección parlamentaria de 2015, pues implica la viabilidad del chavismo como opción de poder en el mediano y largo plazo.
¿Qué novedades nos pueden venir? Por un lado, están los impactos de los graves problemas microeconómicos y regulatorios en el sector privado, además de la crisis de los servicios y la infraestructura, y la manera como el Ejecutivo va a enfrentarlos. A esto debe unirse el manejo cambiario. ¿Seguirá el Gobierno con un régimen de tipos de cambio múltiples? ¿Cuáles serán los impactos de la recién reformada Ley de Ilícitos Cambiarios?
Las interrogantes son muchas más: ¿Podrá Pdvsa lidiar con sus elevados costos en bolívares sin que se ajuste el tipo de cambio oficial como es debido? ¿Se creará un mecanismo alternativo que le permita solventar esta situación? ¿Seguirá estancada la producción de crudo y cuál será el manejo de los subsidios energéticos, tanto el interno como el externo?
Estas son interrogantes que intentaremos responder en este reporte. Por supuesto, que las dudas van más allá: los temas ya recurrentes como, por ejemplo, la inflación. Es una constante lo difícil que resulta para el Gobierno reducirla. La otra constante, asociada a esta, es la caída del poder adquisitivo, en un contexto agravado por la desaceleración de la actividad económica. Y la última, para completar esta especie de “Santísima Trinidad” de la economía venezolana, es el tema de las divisas.
Al cierre de 2015 hemos ajustado nuestras proyecciones. En materia de precios petroleros, dado el contexto internacional, hemos reducido nuestras proyecciones. En promedio, la proyección 2014-2018 bajó 17,5%. Por tópicos tenemos que:
− Producto interno bruto: Aumentamos nuestra caída de la actividad económica para 2015 desde -2,9% hasta -4,6%. Adicionalmente, estimamos un crecimiento ligeramente mayor en 2016, producto principalmente de una política agresiva de ajustes.
− Inflación y tipo de cambio: En este apartado aumentamos nuestros estimados de inflación para 2015 y 2016; ahora se ubican en 109,8% y 62,1%, respectivamente. Respecto al tipo de cambio, mantenemos nuestra tesis de que el Ejecutivo devaluará en el primer bimestre del próximo año, aunque incrementamos el porcentaje del ajuste
− Tasas de interés y liquidez: Mantenemos invariable nuestra premisa de tasas de interés reales negativas para los próximos años. Sin embargo, en esta oportunidad ajustamos nuestras proyecciones para el crecimiento de la liquidez.
− Gestión fiscal: En materia fiscal ajustamos nuestras previsiones de gasto del sector público, por lo que redujimos ligeramente nuestra previsión del déficit fiscal para 2014 y 2015. Un punto importante acá es que la política de endeudamiento tan agresiva que ha llevado a cabo el Ejecutivo tiene impactos en materia del servicio de la deuda, el cual se eleva, en promedio, en 2,9 puntos del PIB por año.
− Balanza de pagos: Deterioro en la cuenta corriente, producto del desempeño de las exportaciones petroleras. Estimamos a la baja el déficit en la cuenta capital en los próximos años.
Sin ánimo de ser fatalistas, 2015 será uno de los años más críticos para Venezuela de su historia reciente, no solo por las implicaciones de la crisis económica, sino también por la dinámica social, empresarial y política. En el caso específico del sector privado, los retos están en mantenerse a flote en un contexto de recesión, restricción de divisas y aceleración de inflación. El sector privado debe estar desde ya en fase de alerta y visualizar el próximo año como un período para resistir.
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