sábado, 19 de abril de 2014

Gabriel García Márquez

             

EL UNIVERSAL


Tras la huella de 

Gabriel García Márquez

Diversos escritores venezolanos valoran el legado del escritor fallecido este jueves

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El mundo hispanoparlante llora la partida de uno de los grandes escritores de América Latina


ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
sábado 19 de abril de 2014  12:00 AM
Como dice la portada de ayer del diario El Espectador de Colombia, Gabriel García Márquez (1927-2014) es inmortal. Y queda vivo a través de una prolífica obra que abarca novelas como Cien años de soledad, su pieza cumbre; cuentos, crónicas, semblanzas, reportajes periodísticos y hasta una obra teatral.

En Venezuela algunos escritores destacan su legado. Antonio López Ortega, por ejemplo, alaba principalmente a Cien años de soledad, como aquella que marcó un punto de inflexión en la escritura del colombiano. "Significó un corte abrupto con respecto a la novela que veíamos. Si bien hay antecedentes importantes en Rulfo, Borges y Carpentier, Cien años de soledad muestra a un García Márquez abierto, espléndido, a un preclaro interlocutor de la imaginación y el lenguaje de América Latina", comenta.

López Ortega confiesa que su obra no lo influenció como escritor, pero valora otras de sus novelas como El otoño del patriarca y El general en su laberinto. "Siempre lo leí con admiración y cercanía, pero su obra no me marcó tanto. Yo diría que El otoño... constituye una de sus cimas lingüísticas, me arropa, es muy elaborada".

Otro tanto agrega Rafael Arráiz Lucca quien cataloga el legado de "Gabo" como "monumental" y "extraordinario". "Yo empecé a leerlo en los años 60, siendo adolescente; a mis padres les gustaba mucho y yo quedé fascinado. Es una narrativa absolutamente poética, donde la imagen y la música son su piedra angular, en general, él tiene un sentido musical del lenguaje que es prodigioso", comenta.

El también docente e investigador cataloga a Cien años de soledad como un "monumento". "Me gustan mucho sus cuentos, El rastro de tu sangre en la nieve, es una obra maestra, y Noticia de un secuestro es esencial desde el punto de vista periodístico". Arráiz dice que no debe olvidarse al García Márquez periodista.

En efecto, Milagros Socorro lo destaca, pero precisa que no todo periodista es reportero, pero todo reportero sí es periodista. "En su etapa, Gabriel García Márquez fue un reportero muy culto, lo cual no es muy común, y un reportero arrebatado por la imaginación, lo cual tampoco es común". La periodista agrega a sus cualidades la sensibilidad.

"En aquellos textos costeños no es el García Márquez de Cien años de soledad, pero tampoco el de Cuando era feliz e indocumentado o el de aquel reportaje titulado Caracas sin agua", precisa Milagros Socorro. "Creo que lo más relevante es que fue un hombre con una imaginación desatada que nunca traicionó".

El crítico Carlos Sandoval se centra principalmente en Cien años de soledad que para él, llega a instaurar una imagen de América Latina y mitifica hasta cierto punto, a su autor.

"García Márquez tenía 20 años imaginando cómo iba a producir Cien años de soledad (1967), que es el resultado de ese imaginario que venía cultivando desde La hojarasca (1955) y El coronel no tiene quien le escriba (1961). El resultado es una obra premoderna, un proyecto poético, con una imagen precisa de América Latina", comenta el crítico.

Enumera otros textos valiosos del colombiano como Un día después del sábado yLa siesta del martes, que muestran "una narrativa cargada de simbología, con influencias de Faulkner, Kafka y los trágicos griegos". "El lector común se deja envolver por un calco de cierta oralidad que tiene aspectos mitificantes. Su dicción en prosa (estilo) atrapa al lector desde el principio".

Sandoval añade que Cien años de soledad se lee como una "biblia literaria fundacional', en lo que coincide con Antonio López Ortega, quien considera que esta obra tiene un "aliento cosmogónico". Milagros Socorro agrega que en el campo literario la gran hazaña de García Márquez fue inventar un mundo, "y no sólo Macondo, sino un mundo verbal, imaginativo, lingüístico".

En el cine y el teatro

Alicia García de Francisco reseña para la agencia EFE el lado cinematográfico de García Márquez y señala que si bien fue un medio que el escritor adoraba, este no supo recoger la magia y el trasfondo de historias como El amor en los tiempos del cólera o El coronel no tiene quien le escriba. "Pese a ser uno de los autores más adaptados al cine, el resultado en la pantalla se ha quedado muy lejos de la extraordinaria calidad de sus textos".

Y destaca: "Quizás el mejor García Márquez que se ha visto en el cine es el de su compatriota Arturo Ripstein, que captó parte de la magia de El coronel no tiene quien le escriba", no sin antes recordar que Del amor y otros demonios yMemorias de mis putas tristes, en 2009 y 2011, respectivamente, son las adaptaciones más recientes de sus novelas, que por cierto, "también se saldaron con un resultado mediocre".

García Márquez fue un apasionado del cine. En 1954 se estrenó como guionista para un corto experimental, La langosta azul y ese mismo año se matriculó en Roma en el Centro Experimental de Cinematografía. En 1985 crea la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y la cubana Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. 

¡También fue actor! En 1965 escribió el guión de En este pueblo no hay ladrones, dirigida por Alberto Isaac, en la que interpreta un pequeño papel.

Para el teatro creó una comedia titulada Diatriba de amor para un hombre sentado, protagonizada en Venezuela por Marina Baura en 2008, bajo la producción de Carlos Omobono

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