sábado, 6 de julio de 2013

La Iglesia surgida del Concilio de Nicea




Autor: Christian | Fuente: apologia21.com 
La Iglesia surgida del Concilio de Nicea 1/4
Muchos hoy afirman que en el Concilio de Nicea, año 325, Constantino paganizó la Iglesia creando así la Iglesia Católica. Vamos a dedicar estos artículo a analizar las acusaciones más comunes en este sentido y ver cuánto fundamento hay en ellas.
 
La Iglesia surgida del Concilio de Nicea 1/4
La Iglesia surgida del Concilio de Nicea 1/4
Para hacernos una idea de lo que algunos protestantes y ateos dicen sobre la influencia de Constantino, empecemos viendo parte de un texto donde se defiende la idea de que el cristianismo como tal fue un invento de Pablo de Tarso y que la Iglesia Católica fue creación de Constantino (http: //www.jlgimenez.es /historia_ignorada /cristianos.htm):
Entre los cambios más importantes que Constantino efectúa en la liturgia católica, con el fin de atraer a los paganos, cabe destacar la práctica que lleva a cabo al destinar un templo en exclusiva para el culto a un santo en particular (adoración de imágenes), la introducción de cánticos, como era el Kyrie Eleison, o la quema de inciensos y plantas aromáticas, el uso de lámparas de aceite y velas, la utilización del agua bendita, la tonsura sacerdotal, el anillo de bodas, fijación de las fiestas religiosas y procesionales (la fecha del 25 de diciembre, que se correspondía con el solsticio de invierno y que era festejada como la fiesta del Solis Invictus, del que Constantino era adorador, pasó a ser el día de la Natividad del Señor, una efeméride que antes nunca había sido festejada por los cristianos), así como la utilización de prendas y vestimentas sacerdotales suntuosas, por poner un ejemplo, tal como explicase Eusebio de Cesárea en sus escritos y fuese recogido por el cardenal católico J. H. Newman, en su libro "An Essay on the Development of Christian Doctrine, pp. 359, 360″.

Como contrapartida, y a fin de contentar a la jerarquía eclesiástica, Constantino otorga una serie de prebendas y privilegios a la Iglesia Católica, como el derecho de asilo, la capacidad de heredar de terceros, la exención de pagar impuestos o percibir ingresos dinerarios por el alquiler de inmuebles, son sólo algunos de los ejemplos más destacables.

Constantino ostentaba el título de "Sumo Pontífice" en la religión pagana del Solis Invictus de la que era el jefe supremo, y a fin de seguir manteniendo dicho título en la nueva Iglesia del Imperio, se hizo nombrar "obispo de obispos" en el Concilio de Nicea. Después de la muerte de Constantino, el título de "Sumo Pontífice" fue heredado y desde entonces es ostentado por los Papas.

[…]En el Concilio de Nicea, la nueva Iglesia Católica, sienta las bases de su doctrina a través de los cuatro evangelios seleccionados, que formarán parte del canon, que hasta entonces era inexistente.[…] El Concilio de Nicea representaba una ruptura total con el concepto original que los cristianos tenían de Iglesia, donde el significado aceptado, hacía referencia a una "asamblea de fieles". En el Concilio de Nicea, se descalificaron decenas de evangelios que, desde el origen del cristianismo y hasta entonces, habían sido aceptados y adoptados por las distintas comunidades cristianas, quienes tenían el derecho de poder decidir por sí mismas que textos aceptar y cómo interpretar los evangelios. Ahora, todos esos conceptos habían cambiado. […] No obstante, y a pesar de que la religión católica era la religión protegida por el emperador y por tanto la religión oficiosa del imperio, en realidad no llegó a ser confirmada como la religión oficial, sino hasta el año 380 d.C., bajo el mandato del emperador Teodosio. […]
Empecemos diciendo que en algo tiene razón, que Constantino no hizo al cristianismo religión oficial del estado (eso fue Teodosio) sino simplemente legalizó su culto y permitió que los cristianos pudiesen profesar su religión en público del mismo modo que el resto de las religiones.

Algunas de las cosas que cita (prebendas, cesiones, financiación, etc.) son cuestiones mundanas que son ciertas pero que no tocan la doctrina ni transforman la Iglesia en algo nuevo. El emperador devuelve a los cristianos y a las iglesias locales todos los bienes incautados durante las persecuciones, reconstruye sus iglesias (templos) y construye muchas más, les regala basílicas (palacios) que serán las futuras catedrales, le hace donaciones y da un sueldo a los obispos. Todas estas cosas materiales se pueden considerar acertadas o no, se pueden alabar o rechazar (independientemente de que seas católico o protestante), pero de ninguna forma implica que esa nueva Iglesia ahora favorecida y mimada por el poder sea una Iglesia apóstata diferente de la anterior Iglesia perseguida. Si a un baptista le regalas un coche y le pagas un crucero por el Caribe seguirá siendo baptista si sus creencias permanecen intactas. Si él se va al Caribe con el dinero del diezmo de sus fieles, su conducta será muy reprobable, pero tampoco eso demuestra que su religión se haya corrompido, solo demuestra que él es un sinvergüenza y el que se ha corrompido es él.

Ya vimos en el artículo "El cristianismo antes de Nicea: persecuciones y herejía" con qué tipo de cristianos contamos en esa época y lo tremendamente susceptibles que eran ante cualquier cambio doctrinal por mínimo que fuera. Recordemos una vez más que todos esos adultos, obispos o no, eran cristianos curtidos en las persecuciones y que habían arriesgado su vida por mantener su doctrina intacta, sin concesiones. No olvidemos tampoco que cuando hablamos de la Iglesia no estamos hablando solamente de obispos y clero, el pueblo cristiano también era esa Iglesia y también tuvo un papel muy activo en ese siglo, apoyando o rechazando a sus obispos y alzando su voz en muchas ocasiones, y más de una vez el emperador cambió sus decisiones ante la presión popular (como cada vez que tuvo que permitir al obispo Atanasio regresar del exilio y recuperar su sede). Constantino no podía amenazar a nadie con nada peor de lo que su predecesor Diocleciano había intentado ya.

Es un grave -y común- error pensar que la relación entre la jerarquía y el pueblo era comparable a la que después se daría en la Edad Media. Los obispos en el siglo IV no eran los señores del pueblo, sino sus líderes y servidores, y el pueblo cristiano no era una masa de fieles sumisos sin opinión propia, sino héroes supervivientes, celosos de su fe y su herencia religiosa. Si se pudiese sobornar a un obispo, no se sobornaría con él a todo su pueblo. Si Constantino hubiera logrado que todos los obispos apostataran de su fe, el pueblo se rebelaría contra ello y habría sido necesaria una nueva y feroz persecución para intentar someterlos, pero si unos años antes esos mismos cristianos habían resistido bajo la terrible y larga persecución de Diocleciano, también habrían resistido esta nueva persecución de Constantino. Sin embargo no hubo tal persecución ni tal cisma ni los obispos defraudaron a su pueblo, porque no hubo tal cambio de doctrina como ahora muchos modernistas afirman.

En este y otros dos artículos próximos analizaremos una por una las cosas que esa página web cita como perversiones de la nueva iglesia y veremos si realmente son novedades impuestas por Constantino. Cuando estén publicados pondremos aquí los enlaces. Estos serán los puntos a tratar:
1- La liturgia católica;
2- Dedicar un templo a un santo;
3- Introducción de cánticos;
4- Quema de incienso;
5- Lámpara de aceite y velas;
6- Utilización del agua bendita;
7- El anillo de bodas;
8- Fiestas religiosas;
9- Vestimentas sacerdotales;
10- La mitra;
11- Constantino como «obispo de los obispos»;
12- El papa como Sumo Pontífice;
13- ¿Es el Nuevo Testamento un texto paganizado?;
14- La Iglesia como comunidad de fieles;
15- Descatalogación y quema de evangelios.
Veremos en este artículo los 3 primeros puntos:

La liturgia católica

Aunque ya se ha convertido en tópico la afirmación de que la liturgia católica (y ortodoxa) es una creación de Constantino en Nicea, en un próximo artículo demostraremos con citas y datos que la liturgia de la misa cristiana no cambió en Nicea, y que además, comparada con la misa católica actual, es en esencia la misma y hunde sus raíces en la Biblia. Ya desde finales del siglo I, incluso en vida del apóstol Juan, tenemos testimonios de cómo era el rito católico, y lo que vemos no tiene nada que ver con esos supuestos grupos de fieles que simplemente se reunirían para rezar y alabar a Dios sin necesidad de ritos ni fórmulas ni jerarquías. No es de extrañar que muchos exégetas piensen que el evangelio de San Juan, de alto contenido simbólico, nos presenta la vida de Jesús desde una perspectiva que solo se puede entender bien como una reflexión posterior hecha desde el punto de vista litúrgico y doctrinal de una Iglesia que ya está organizada y asentada, al contrario que los otros libros del Nuevo Testamento, que son reflejo de una Iglesia en pleno proceso de creación y formación.

Cuando los apóstoles empezaron a predicar el evangelio lógicamente no se preocupaban de enseñar a los nuevos fieles cómo debían hacer la misa o cómo debía vestirse el sacerdote, bastante tenían con enseñarles el mensaje de Jesús. Si hay que reconstruir una ciudad arrasada en un terremoto, las autoridades no empiezan construyendo cines, piscinas, hermosos jardines y levantando bellas estatuas en medio de las plazas, eso vendrá luego, cuando la gente tenga un techo bajo el que dormir, pero en cuanto la vida se restablezca se necesitará urgentemente establecer un control para el tráfico, pensar en la seguridad, en escuelas para los niños, en el sistema de alcantarillado y una red de comercios. Si las autoridades levantan la ciudad y después la dejan sin servicios la ciudad será un fracaso o los propios ciudadanos tendrán que tomar la iniciativa y organizarse ellos como puedan. Y luego cuando todo vaya sobre ruedas vendrá la tercera fase, la de jardines, cines y piscinas, que hará la vida más agradable pero que claramente puede considerarse accesoria con respecto a las dos fases anteriores.

Ese mismo proceso se dio también en la creación de la Iglesia de Jesús, la Ciudad de Dios. Las tres fases en la construcción de la Iglesia serían 1- fe y sacramentos, 2- liturgia y jerarquía y finalmente 3- cuestiones formales y de organización (lo accesorio). Los apóstoles tuvieron que empezar por "construir calles y casas" predicando el evangelio y estableciendo comunidades, y muchos de ellos realmente no tuvieron tiempo para mucho más porque pronto empezaron a ser asesinados. Otros sin embargo sí vivieron para conocer cómo las comunidades más grandes y antiguas pasaban ya a la segunda fase, la que necesita de los servicios. Tal como vimos en la ciudad arrasada, o los apóstoles deciden cómo organizar esos "servicios" o las propias comunidades habrían tenido que tomar sus propias decisiones. La prueba de que las liturgias establecidas resultaron en esencia homogéneas en todas partes del imperio demuestra que esas decisiones se tomaron no en la dispersa base de la Iglesia, sino en su cúspide, que en la era apostólica eran los apóstoles (tras la muerte de los apóstoles quedarían los obispos, etc.).

Estas necesidades de organización las vemos también cuando Pablo intenta poner un poco de orden en las celebraciones cristianas del día del Señor. Al principio se trataba de partir el pan, bendiciéndolo, pero quizá no había reglas claras de cómo hacerlo, salvo citar las propias palabras de Jesús.

Los cristianos iban a la celebración con su propio pan y su propio vino y allí eran bendecidos y selo comían (cuando la Biblia dice que bendecían el pan en sus casas probablemente se está refiriendo a las casas donde se reunía la Iglesia, las domus-ecclesiae, pues al principio, cuando les cerraron las sinagogas, no tenían templos). Esto pronto degeneró en algunos sitios y los más pudientes se hartaban de comer pan y se ponían ebrios de vino mientras que otros pobres no tenían ni pan que llevar, un escándalo, así que el apóstol tiene que recriminarles y decir que la celebración no es un sitio para comer y beber, sino para tomar el cuerpo y la sangre de Cristo, y el que tenga hambre que coma primero en casa, y quien tenga más que comparta con el que tiene menos. Como la cita es larga puede consultarla en 1 Corintios 11:17-34.

A finales del siglo, cuando ya solo quedaba el apóstol Juan, sin duda él sería la referencia última para todos los cristianos, y hubiera bastado con que él expresara su horror y rechazo ante esa liturgia que existía para que los cristianos hubieran considerado un gran error lo que estaban haciendo. El hecho de que en vida de Juan la liturgia y la primitiva jerarquía ya estuviese establecida prueba también que no fue fruto de decisiones locales, sino apostólicas. Si Juan hubiese sido evangélico o Testigo de Jehová, por ejemplo, se habría pasado los últimos años de vida combatiendo tan grave error y declarándolo herético, en lugar de escribir por entonces otro libro bíblico, el Apocalipsis, donde vemos claramente los ecos de esa doctrina. Aunque Juan apóstol no fuese el autor del Apocalipsis, sigue en pie el hecho de que ese libro está en la Biblia y por tanto es inspirado. Incluso si el Apocalipsis no es fruto de la liturgia católica sino al revés, que la liturgia católica es reflejo del Apocalipsis, estamos teológicamente ante el mismo hecho, que la liturgia católica tiene bendiciones bíblicas. Pero eso lo veremos con más detalle en el próximo artículo que estamos anunciando.

Destinar un templo para el culto a un santo particular (adoración de imágenes)

Supongo que el autor del texto que vimos antes se refiere a dos cosas distintas aunque su uso del paréntesis parece explicar que el dedicar un templo a un santo consiste en adorarlo con sus imágenes. Primero, los católicos ni ahora ni en el s. IV ni nunca han adorado imágenes, las han usado como inspiración, nunca como un fin en sí mismo. Por lo demás, dedicar una iglesia a un santo no tiene nada de perverso, incluso muchos protestantes, y también los anglicanos, lo siguen haciendo hoy en día. Un tema diferente sería la veneración de los santos, de la que también tenemos numerosas pruebas históricas y arqueológicas, pero eso será en otro artículo futuro. Ni la veneración de santos ni el uso de imágenes tienen nada que ver con Constantino. De hecho, las imágenes se utilizaban ya en el siglo II o antes, pero no fue hasta siglos después, mucho después de Constantino, cuando la Iglesia las aceptó oficialmente. En la época de Constantino ningún obispo dio sanción oficial a ese uso popular, aunque casi siempre fueron toleradas. Por lo tanto mezclar a Constantino y las imágenes es sencillamente un error histórico.

Introducción de cánticos

El Antiguo Testamento nos muestra abundantes pruebas del uso de cánticos en la adoración a Dios, empezando por el mismo libro de Salmos. La primera descripción de cánticos en la misa cristiana la hallamos también en la misma Biblia:
Concretando, hermanos: cuando os reunís, no hay inconveniente en que uno cante, otro enseñe, otro comunique una revelación, otro hable un lenguaje misterioso, otro, en fin, interprete ese lenguaje. Pero que todo se encamine al provecho espiritual. (1 Corintios 14:26)
Y también lo vemos en las posteriores narraciones de la Iglesia Primitiva, donde nos dicen que se reúnen en el Día del Señor a partir el pan, cantar y alabar a Dios. Si lo que quiere decir el autor del texto es que se introdujeron cantos nuevos basados en el paganismo (como el Kyrie Eleison que menciona) ¿qué más da? es cuestión de formas, a Dios se le puede alabar con cualquier canción, supongo que no pretenderán ahora que las únicas canciones verdaderamente cristianas son los salmos bíblicos, por esa regla de tres los cristianos deberíamos hablar todos hebreo, arameo o griego y nunca cantar en nuestras lenguas modernas. Para aquellos que no conocen el cántico pagano del Kyrie, aquí les dejo la letra tan simple que tiene:
Kyrie, eleison. Christe, eleison. Kyrie, eleison.

Es decir: Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. (fin)
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Totalmente pagano, ¿verdad? Pero quienes dicen semejante cosa lo hacen basándose en que la fórmula de adoración "kyrie eleison" la usaban los paganos griegos. Flavio Arriano, el insigne historiador y filósofo pagano del siglo II nos cuenta: "Invocando a Dios decimos «Kyrie Eleison»" (Diatribae Epicteri, II, 7). Pero resulta casi malicioso decir que los cristianos del siglo IV recogieron la fórmula del Kyrie de los paganos cuando la expresión es también tan bíblica. En el AT aparece al menos 7 veces y en el NT aparece otras 6. Por ejemplo:
"Señor, ten piedad de nosotros"
= kyrie eleison imas epi soi
(Isaías 33:2, versión de la Septuaginta griega)
Sugerir que "Christe eleison" (Cristo, ten piedad) también es una fórmula pagana parece ya ir demasiado lejos.

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