domingo, 11 de mayo de 2014

Cambio de actitud

         

Cambio de actitud

Donde los gobiernos invierten más en controlar al que produce 

que en estimular la producción

ALEJANDRO J. SUCRE |  EL UNIVERSAL
domingo 11 de mayo de 2014  12:00 AM
Recordando un artículo del periodista del New York Times, Tomas Friedman, donde dice algo muy interesante sobre el desarrollo de las naciones. Él arranca su artículo analizando que parece una locura que el profeta Moisés haya llevado liberado al pueblo judío y lo haya hecho atravesar las penurias del desierto durante 40 años, para luego asentarlo en el pedazo de territorio más inhóspito del Medio Oriente, Israel. En Israel no hay ningún recurso natural ni clima benigno. Es el territorio de menores recursos naturales del Medio Oriente. 

En los países que le bordean y demás hay petróleo a borbotones, hay tierras fértiles, océanos, y demás promesas geológicas. Sin embargo analiza el autor, en ningún país del Medio Oriente la población disfruta del nivel de vida que disfruta el ciudadano común de Israel 7.000 años más tarde. 

Esto quiere decir que aunque pareciera que el profeta Moisés haya estado equivocado en su momento, 7.000 años más tarde demostró tener la razón al escoger el territorio con menos recursos naturales y denominarlo la Tierra Prometida. Debe ser que Moisés con iluminación Divina logró captar que la riqueza de las naciones no son los recursos naturales sino los recursos que con su trabajo y mente desarrollan los seres humanos en comunidad. Y Moisés pudo prever que el territorio de menor cantidad de recursos naturales iba a ser tierra propiciadora del talento humano. 

Igualmente, el autor cita a Taiwán, como el país de más desarrollo del mundo. Y expone el autor que dicho país no dispone ni siquiera de arena para desarrollar sus impresionantes obras de infraestructura. Que toda materia prima debe ser importada de China. 

Hoy vemos cómo Colombia, Perú, y varios países latinoamericanos permiten disponer de los beneficios de la modernidad a su población sin disponer de enormes recursos naturales. Y muy por el contrario, muchos de los países petroleros no logran desarrollar el talento y la modernidad laboral entre su población. Es una paradoja extraña. 

Sin embargo, esta paradoja de exceso de recursos naturales y materias primas lleva a las naciones a un déficit de talento humano y vida civilizada que debe ser corregida por las naciones que las padecen. El importante ingreso petrolero de Venezuela ha hecho difícil entender la causa y efecto de su pobreza. No se ve la relación trabajo-progreso claramente. La población que es subsidiada por el ingreso petrolero progresa más rápido que los que trabajan si no reciben subsidios del Estado. La población entonces tiene más incentivo para luchar por un pedazo de la renta petrolera que por producir nuevos bienes y servicios. 

La actitud rentista del venezolano se encuentra en casi todos los estratos socioeconómicos y políticos. Y ha sido tan dañina que aunque el PIB petroleroper capita haya caído a un tercio de lo que era en el año 1983, la población sigue con el espejismo de la teta petrolera y subestima su capacidad de aprender, trabajar y emprender. Es por esto que vemos en el país una dicotomía tan absurda donde grandes sectores de población permanecen paupérrimas en medio de una gran abundancia de recursos naturales y de oportunidades productivas por desarrollar. Donde los gobiernos invierten más en controlar al que produce que en estimular la producción. 

alexsucre@hotmail.com

@alejandrojsucre
                 

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