viernes, 25 de abril de 2014

La paradoja del diálogo


EL UNIVERSAL


La paradoja del diálogo

MARCOS CARRILLO |  EL UNIVERSAL
viernes 25 de abril de 2014  12:00 AM
Para negociar hay que ser realistas. De nada valen buenas intenciones y deseos irrealizables. Los hechos acaecidos luego de la reunión que se llevó a cabo en Miraflores entre el gobierno y la MUD (con la inclusión de la banda hamponil Tupamaros), deben dar mucho que pensar a quienes apuestan todo al diálogo, siendo esta apuesta un primer error. Quien tiene la negociación como única solución a un conflicto se encuentra en una posición de enorme desventaja, por ello un buen negociador siempre construye otros caminos, es lo que se conoce como "mejor alternativa al acuerdo negociado" (MAAN), sin ella el negociador está en un brete (es decir, en esa manga que hay en las vaqueras y que termina en una subida para que el ganado se pueda montar en el camión que lo lleva al matadero). Es esta la letra A del ABC de la negociación.

Planificar el MAAN cobra mayor importancia cuando los hechos corroboran lo difícil que será lograr resultados concretos y democráticos. En esa reunión del 10 de abril, Maduro confirmó que "no habrá negociación". Al día siguiente lo ratificó Diosdado Cabello: luego de insultar a los miembros de la MUD que se sentaron en la mesa, negó la posibilidad de que el CNE y el TSJ se independizaran. Dos días más tarde el propio Cabello descartaba cualquier amnistía: "hay que ser descarados" dijo ante la solicitud hecha por la oposición. Cuatro días después, el 14 de abril, Maduro gritaba que había que "renovar la fe en la revolución" y el compromiso con el "legado sagrado de Chávez", para luego afirmar: "la oligarquía no volverá a gobernar jamás, ni por golpes ni por votos". En paralelo a estas declaraciones, la represión a las manifestaciones arreció y prosiguieron las detenciones ilegales, las torturas y los secuestros de carácter político.

Otro factor a tomar en cuenta es el rol del gobierno cubano en Venezuela. Ahora más que nunca se ha acentuado la subordinación del chavismo a los Castro y sus secuaces. En estas condiciones todo acuerdo tendrá que ser filtrado y aprobado por una dictadura que ha masacrado, torturado y perseguido a la disidencia de la isla por más de 50 años y que ha contribuido en el diseño y ejecución de la represión de las manifestaciones, torturas y asesinatos ocurridos en las protestas venezolanas.

El fin primordial de un diálogo para la transición democrática es lograr acuerdos que deben contener indefectiblemente condiciones para garantizar la independencia de los poderes públicos, el respeto al Estado de derecho y la liberación de presos políticos.

Todo lo dicho y hecho por el gobierno luego de esa primera sesión de diálogo (y sus tutores cubanos durante más de medio siglo) apunta a que no habrá acuerdos y que si los llega a haber el gobierno no los honrará, tal y como sucedió luego de la mesa de diálogo de 2002.

En estas circunstancias se presenta una paradoja: ante el predecible incumplimiento de acuerdos por el gobierno y la continuada subordinación de los poderes públicos, habrá que buscar alternativas al diálogo para retornar a la democracia. Ante la imposibilidad de utilizar los caminos institucionales, bloqueados por el gobierno, la más evidente alternativa es la lucha no violenta. Es decir, luego de meses de conversaciones volveremos al punto de inicio. Este desvío le daría tiempo al gobierno para relegitimarse, reagruparse y profundizar la arremetida totalitaria (así lo hizo en 2002). ¿Hay algún plan ante algo tan evidente? Si esta circunstancia no es prevista, estaríamos presenciando una de las más grandes irresponsabilidades de nuestra historia.

mrcarrillop@gmail.com 

@carrillomarcos 

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