viernes, 20 de septiembre de 2013

Niño venezolano descubre un asteroide



Niño venezolano
 descubre un asteroide
Foto El Universal
 
David Eduardo es un niño que siempre está mirando hacia arriba. De tanto hacerlo, un día descubrió un asteroide.
Parece un cuento, pero es una realidad científica. El barquisimetano David Eduardo Oviedo descubrió el asteroide 2012 XT 154 cuando solo tenía 13 años. Su hallazgo espacial fue ratificado por astrofísicos de Texas, Estrasburgo y Sidney y certificado por la Asociación Larense de Astronomía.
La astronomía ha hilvanado la vida de David desde aquella tarde en que su mamá quiso comprarle un libro. En la librería, la vendedora hizo lo lógico: a su cliente de poco más de un metro de estatura y que todavía tenía dientes de leche, le ofreció varios libros de cuentos. Pero David quiso comprar un libro sobre el espacio... escrito para adultos.
Tenía seis años y, literalmente, un mundo por descubrir. Y así como Linux, el personaje de Charlie Brown que no iba a ninguna parte sin su manta, David no se separaba de su libro.Aprendió del Sistema Solar, de la Vía Láctea, de agujeros negros, de estrellas y asteroides. Se convirtió en el Astroboy de su familia y, como suele ocurrir con los grandes apasionados, empezó a recibir, siempre, libros y regalos relacionados con el espacio.
Y él siguió aprendiendo hasta que, a los nueve años, apoyado en una maqueta del Sistema Solar, dio el gran salto al espacio.
Un niño entre astroaficionados 
En 2009 se celebró el Año Internacional de la Astronomía. Para cumplir con una tarea escolar, David construyó una maqueta del Sistema Solar. Pero no era cualquier maqueta: esta tenía movimiento y un altísimo nivel de detalle. Así que, del colegio, la maqueta de David pasó a exhibirse en el Domo Bolivariano y en el Complejo Ferial de Barquisimeto, en eventos realizados para celebrar la astronomía.
Estos eventos ayudaron a David a conocer a otros fanáticos del espacio que, de paso, estaban muy bien organizados en la Asociación Larense de Astronomía. Y fue de esa manera que dejó de sentirse solo, como si fuera una estrella lejana, y pasó a ser un planeta dentro de un sistema que giraba alrededor del conocimiento del espacio.
A sus diez años, el niño hizo el curso básico de astroaficionado y comenzó a asistir a las reuniones y a participar de las actividades de la Asociación, con tanta soltura y vocación que ahora, que acaba de cumplir 14, es profesor titular precisamente de este curso. Al chico de hablar pausado y estructurado, le toca dictar la clase sobre Sistema Solar.
"En ese primer curso ofrecían una observación del espacio con telescopios. Yo nunca lo había visto fuera de los libros y quedé maravillado. Me tocó un cielo despejado que podría haber mirado durante horas. Fue así como entré, realmente, al mundo de la astronomía", cuenta David.

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