EL UNIVERSAL
Sueño de Mandela choca
con la miseria en Sur-áfrica
62% de las familias negras y el 33% de las mestizas son pobres
Mensajes de apoyo en la residencia del expresidente surafricano EFE
EL UNIVERSAL
martes 11 de junio de 2013 12:00 AM
Johannesburgo. - Más que el himno nacional con sus cinco idiomas o la bandera con sus seis colores, Nelson Mandela simboliza para los surafricanos la unidad y el orgullo de un país que soñaba con una sociedad multirracial modelo, que hoy se ve lastrada por las dificultades económicas y sociales.
Como indicio de este desencanto, el diario local Soweta estimaba que los surafricanos harían bien en rezar no sólo "por la recuperación de Mandela", ingresado en el hospital en estado grave, sino por la suerte del país entero, informó AFP.
"Debemos también rezar por nosotros mismos, una nación que, moralmente, perdió su brújula", escribía el diario en su editorial, subrayando que el héroe de la lucha antiapartheid no había sacrificado 27 años de su vida en la cárcel para que "Suráfrica se caracterice por la corrupción, el racismo, la criminalidad y la violencia".
Crecimiento estancado
Suráfrica, gobernada desde hace casi 20 años por el partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano (ANC), ha suprimido las barreras raciales y logrado hacer emerger una clase media urbana multirracial, con capacidad para pagar a sus hijos escuelas de calidad.
Pero desde 2009, el crecimiento económico se ha estancado, las tensiones sociales se acumulan, a menudo acompañadas por violencias que desbordan a los sindicatos tradicionales, entre otros en el sector minero, escenario a finales de 2012 de una oleada de huelgas salvajes que dejó 60 muertos y aceleró la caída de la moneda.
Suráfrica es el país más rico del continente africano pero cuenta con más de un cuarto de habitantes demasiado pobres para comer a su gusto (26%) y más de la mitad vive bajo el umbral de pobreza (52%). El 62% de las familias negras y el 33% de las mestizas son pobres.
El desempleo es crónico, entre otros en las provincias rurales como Cabo Oriental, la región natal de Nelson Mandela donde una mayoría de habitantes depende cada de un puñado de cientos de rand procedentes de ayudas para los mayores o para los niños.
Rechazo al partido oficialista
La enseñanza pública, que Mandela consideraba la clave del desarrollo de su pueblo, es un fracaso manifiesto de la gestión de ANC a pesar de un importante presupuesto estatal. Mandela "lloraría si supiera lo que ocurre en las escuelas", aseguraba el arzobispo Desmond Tutu, otro héroe de la lucha antiapartheid, quien no piensa volver a votar al ANC.
Al igual que Tutu, cada vez más observadores, incluidos antiguos compañeros de lucha, ya no dudan en criticar al partido de Mandela para denunciar el abandono e incluso poner en duda si sus sucesores son verdaderos demócratas. "Si hubiésemos tenido la buena fortuna de tener a Mandela por dos mandatos, hubiéramos tenido más suerte porque es un demócrata comprometido", estimaba la semana pasada Mamphela Ramphele, una figura de la lucha anti apartheid que fue directora del Banco Mundial.
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