viernes, 14 de junio de 2013

El retorno del Paraguay


EL UNIVERSAL

El retorno del Paraguay al Mercosur

RUBÉN M. PERINA |  EL UNIVERSAL
viernes 14 de junio de 2013  12:00 AM
Argentina, Brasil y Uruguay, en junio de 2013,  suspendieron sumariamente al Paraguay del Mercosur, por haber el congreso paraguayo destituido, constitucional y legítimamente, al presidente Fernando Lugo, aliado ideológico de los mandatarios de esos países. Lo hicieron violentando el tratado del Mercosur y sin siquiera permitir a la delegación paraguaya exponer su posición, incorporando además ilegalmente a Venezuela como miembro pleno del bloque. Un verdadero atropello al, a las normas internacionales y a la soberanía y dignidad del Paraguay. Por ello el retorno al Mercosur requiere se considere el siguiente curso de acción:

Valorar como positiva la postergación de la reunión de fin de junio del Mercosur hasta después de la asunción del presidente Cartes, el 15 de agosto.

Solicitar a esos países que se levante la suspensión de Paraguay con anterioridad a dicha reunión, ya sea antes o después de la inauguración del nuevo presidente.

Requerir que se respete el turno de la presidencia pro-tempore del Paraguay en el Mercosur,  tal como le corresponde.

Comprometerse a solicitar al Congreso de la República la aceptación de la incorporación de Venezuela al Mercosur, antes de la reunión del bloque o inmediatamente después, pero bajo la condición de que el gobierno venezolano se disculpe por el flagrante intervencionismo del  Canciller de ese momento (actual presidente Nicolás Maduro),  en los asuntos internos del país durante su visita a Asunción en la víspera de la destitución de Lugo y, en el marco de la cláusula democrática del Mercosur, que ese gobierno reitere su compromiso con la Carta Democrática Interamericana y la Convención Inter-americana de Derechos Humanos, la cual ha denunciado.

Solicitar al Mercosur la flexibilización del tratado vigente y en particular de la  Resolución 32 del 2000 que prohíbe a sus miembros por sí solos negociar acuerdos comerciales con países fuera del bloque. Esto a los efectos de poder ejercer su plena soberanía comercial y buscar relaciones que beneficien más directamente al desarrollo  del país. Cuanto más abierta una economía es, mayor es su prosperidad. Según reportes periodísticos, pareciera que Brasil mismo estaría interesado en esta posibilidad y Uruguay sería un entusiasta aliado.

Iniciar conversaciones con el gobierno de USA para activar el  Tratado vigente con ese país sobre Amistad, Comercio y Navegación de 1859, que esencialmente es un tratado de libre comercio y otorga al Paraguay beneficios de nación más favorecida.  Los recientes acuerdos comerciales entre Brasil y México y entre Uruguay y Estados Unidos sirven de precedentes.

Mantener la iniciativa de integrarse como observador y eventual miembro de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú).

Solicitar al gobierno brasileño que permita acceso a sus archivos de la Guerra de la Triple Alianza, a los efectos de facilitar las investigaciones históricas sobre el tema. Los archivos paraguayos de la misma, devueltos por el presidente Figuereido, están  disponibles al público en Asunción.

Exhortar al gobierno argentino que cancele su deuda de 34 millones de dólares que debe a la Entidad Binacional Yacyretá  en concepto de compensación por la cesión de energía  el año pasado, antes de la asunción del presidente electo Cartes.

Buscar un acercamiento estratégico con las provincias argentinas (Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones) y los estados brasileños (Mato Grosso du Sul, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul), para  impulsar una mayor cooperación e integración comercial y cultural de beneficio mutuo en ambas zonas fronterizas.  Sus empresarios,  habitantes y gobernadores pueden ser aliados poderosos del gobierno paraguayo en su relacionamiento y negociaciones con los gobiernos centrales de ambos países  --siempre alejados e ignorantes de las realidades fronterizas.

Estos lineamientos, entre otros,  no solo podrían contribuir a fortalecer la dignidad y soberanía nacional, sino que además podrían ayudar al Paraguay a recuperar su libertad de acción, ya que el bloque se ha desvirtuado y no ha generado los beneficios que se esperaban de él. Paraguay no debería quedarse atado para siempre a un esquema que no le conviene y que está dominado por socios que no respetan sus reglas y  quieren imponer su  modelo político --que en este caso parece estar alejándose de la democracia constitucional que tanto le costó al país recuperar.

Ph.D.


Exfuncionario de OEA  y  profesor de la Universidad de Georgetown.

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