ES EL HIJO DEL CARPINTERO
Fuente: Catholic.net
Autor: P . Clemente González
Mateo 13, 54-58 En aquel tiempo viniendo Jesús a su
patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De
dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del
carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y
Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le
viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un
profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí
muchos milagros, a causa de su falta de fe.
REFLEXIÓN
¡Cuántas veces nos creemos gente
“buena y religiosa” porque vamos a la iglesia, como los israelitas
contemporáneos de Jeremías, o los paisanos de Jesús, pero sin creer
verdaderamente en la Palabra que el Señor nos dirige! Dios interpela siempre nuestra conciencia,
invitándonos a la conversión y a un cambio radical de vida. Pero esas palabras
nos resultan incómodas y molestas, y no queremos oírlas. Por eso perseguimos al
“profeta” que nos habla de conversión y no hacemos caso a Cristo mismo, pues,
al fin y al cabo, es sólo “el hijo del carpintero”. Es la hostilidad contra la fe. Necesitamos
una actitud de profunda fe y confianza en Jesucristo para querer escuchar su
palabra y no escandalizarnos cuando nos sorprende y nos “saca de nuestras
casillas” cambiándonos nuestros planes muy personales. Es demasiado cómoda una
fe que no exige nada y que se adapta a las propias tendencias pasionales de
egoísmo, de placer o de racionalismo.
Pero la verdadera fe nos pone en movimiento, nos empuja a un cambio de
vida, a una confianza total en Jesucristo que nos lleva a un compromiso radical
de lucha contra el pecado, de caridad, de sacrificio, de dar la cara por Cristo
ante los demás, sin miedos ni respetos humanos.
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