EL UNIVERSAL
Entre Galeano y Rangel
Ambos se plantearon revelar aspectos deliberadamente ignorados por la historia oficial
JORGE SAYEGH | EL UNIVERSAL
viernes 24 de abril de 2015 12:00 AM
Eduardo Galeano escribió el ensayo más significativo del imaginario comunistoide latinoamericano. Su estatura intelectual lo impulsó a reconocer, un año antes de su muerte, que Las Venas Abiertas de Latinoamérica (1971) fue un texto escrito sin el conocimiento debido. Ciertamente, interpreta la historia y economía política de nuestro continente aludiendo anécdotas idealizadas, medias verdades y pleno de romanticismo reivindicativo, pero a pesar de (o quizás justamente por) eso, Las Venas ha gozado de un prestigio legendario.
Por el contrario, Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario (1976), un diagnóstico más preciso y esquemático sobre la historia política hispanoamericana, ha sido ninguneado por los cófrades de la intelligentsiainternacional. ¿La razón? Su autor, el venezolano Carlos Rangel, era "de derecha". Paradójicamente, Las Venas es un texto que, de ejemplar, ha devenido -a confesión de parte- en extemporáneo, mientras que Del Buen Salvaje ha mantenido casi intacta la vigencia de sus análisis. De hecho, si ciertos políticos lo hubieran leído, no pasarían la vergüenza pública de que les "regalen" el libro de Galeano con una sonrisa burlona, porque tendrían algún sustento documental para debatir ideas.
Un nuevo mito
Rangel tenía una formación intelectual a la altura de Galeano, pero carecía de su pluma. Ambos se plantearon revelar aspectos deliberadamente ignorados por la historia oficial, sin embargo Galeano, al querer desmitificar la épica escolar de la historia, terminó reinventando un nuevo mito maniqueísta del latinoamericanismo, donde sólo hay buenos (los pobres) y malos (los imperialistas y la oligarquía). Rangel en cambio apostó por una visión políticamente incorrecta donde enumeró cada una de las torpezas políticas que cometieron (y siguen cometiendo) los países hispanoamericanos y sus elites al insistir obtusamente en fórmulas fracasadas. Por eso Del Buen Salvaje nació con desventaja: a la gente no le gusta escuchar sus verdades.
JorgeSayegh@gmail.com
@JorgeSayegh
Por el contrario, Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario (1976), un diagnóstico más preciso y esquemático sobre la historia política hispanoamericana, ha sido ninguneado por los cófrades de la intelligentsiainternacional. ¿La razón? Su autor, el venezolano Carlos Rangel, era "de derecha". Paradójicamente, Las Venas es un texto que, de ejemplar, ha devenido -a confesión de parte- en extemporáneo, mientras que Del Buen Salvaje ha mantenido casi intacta la vigencia de sus análisis. De hecho, si ciertos políticos lo hubieran leído, no pasarían la vergüenza pública de que les "regalen" el libro de Galeano con una sonrisa burlona, porque tendrían algún sustento documental para debatir ideas.
Un nuevo mito
Rangel tenía una formación intelectual a la altura de Galeano, pero carecía de su pluma. Ambos se plantearon revelar aspectos deliberadamente ignorados por la historia oficial, sin embargo Galeano, al querer desmitificar la épica escolar de la historia, terminó reinventando un nuevo mito maniqueísta del latinoamericanismo, donde sólo hay buenos (los pobres) y malos (los imperialistas y la oligarquía). Rangel en cambio apostó por una visión políticamente incorrecta donde enumeró cada una de las torpezas políticas que cometieron (y siguen cometiendo) los países hispanoamericanos y sus elites al insistir obtusamente en fórmulas fracasadas. Por eso Del Buen Salvaje nació con desventaja: a la gente no le gusta escuchar sus verdades.
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