EL UNIVERSAL
El fanatismo guarimbero
de Aristóbulo
MIGUEL BAHACHILLE M. | EL UNIVERSAL
lunes 7 de abril de 2014 12:00 AM
Aristóbulo Istúriz: "Sólo en la confrontación avanza la revolución; sin confrontación estaríamos conformándonos con la sociedad capitalista". Esta lastimera confesión revela de dónde proviene la violencia que a diario discurre por todo el país. Se entiende que entre estudiantes, justificadamente o no, se vislumbren algunos arrebatos de fogosidad. Es la naturaleza del joven. Así ha sido históricamente en todas las épocas, culturas y sistemas políticos. Pero cuando la devastación se origina por el fanatismo intimidante de los ejecutores del poder, se convierte en terrorismo de Estado. Este gobierno que se auto erige "guardián del orden público", transgrede la ley y civilidad usando las armas de la República para instituir el terror.
Pero Aristóbulo no lo cree así aunque nadie haya votado por una revolución armada con patente para compeler los derechos humanos. La patraña de valerse de la violencia para preservar "el orden constitucional" ya no engaña ni al más incauto. Decía Benjamín Franklin que los que renuncian a la libertad esencial creyendo adquirir un poco de seguridad temporaria, no se merecen ninguna. Él sabía de lo que hablaba pues, contrario al ex adeco Aristóbulo, era modesto pero muy culto; un científico que entre otras cosas inventó el pararrayos sin ostentar de ello. Además de humilde reflejaba una inmensa vergüenza.
Aristóbulo, que de paso no ha inventado nada, ratifica sin cortedad el verdadero plan del gobierno: intimidación mediante guarimba institucional para "buscar respeto". El régimen profesa de hecho su propia "Ley Patriota". Dota de armas de fuego a civiles bajo el eufemismo de colectivos; conforma su propio TSJ para enjuiciar a "los inconvenientes"; simula la avenencia de una Asamblea Legislativa que no legisla. Aún más, su presidente, el capitán Cabello, decide quién puede pernoctar en la Cámara y cuál diputado está autorizado para hablar. Así pues bajo el discernimiento aristobolico, la ley es lo de menos. Ningún diputado oficialista se toma la molestia de leer y mucho menos de objetar las propuestas suscitadas desde el ejecutivo con aquiescencia cubana. Poco importa la expoliación de los derechos ciudadanos. Ninguna "seña" puede ir contra "el proceso".
El argumento por demás simple, al estilo Aristóbulo, es: "no podemos esperar, la oligarquía nos acecha. ¿Dónde firmamos para sentirnos seguros?". Este héroeperturbado por el poder, beneficiario de "la IV", sabe que lo que reluce en el fondo de toda esta trama es una tremenda pajarota para reprimir mientras creen distraer al cándido, tal como lo hace el padre cuando agita un llavero repleto de llaves para entretener al bebé. En otras palabras, el gobierno habla de seguridad cuando pierde apoyo popular. No se trata pues de garantizar la paz sino de consentir la acción de burócratas llenos de rencor e ignorancia; de imponer ideas difíciles de asimilar. Espiar al opositor; intervenir teléfonos; leer correos ajenos; apresar a ciudadanos sin juicios previos; torturar a jóvenes abiertamente. ¿Seguridad Nacional?
¿Por qué esta declaración obstinada de Aristóbulo en momentos que el régimen simula crear un contexto de paz mientras libera homicidas con extensos prontuarios como el asesino de la periodista Adriana Urquiola? Este ex presidiario "revolucionario", condenado a 26 años de prisión por distintos delitos, fue liberado con prebendas. Hacía trabajos para el gobierno mientras un hombre probo como Simonovis se hunde en las catacumbas de la ignominia. ¿Seguridad Nacional para quién?, ¿para los pistoleros protegidos? El régimen no gobierna porque no sabe. Es más fácil culpar a otro por la depredación continuada del país que asumir las funciones de Estado.
No es ocioso insistir en los vicios de las sociedades revolucionarias, aunque el tema haya sido suficientemente debatido a nivel mundial. Todo el mundo sabe que la tal revolución no es más que una costosa y esforzada faceta de manipulación de la pobreza para ocultarle al pueblo las realidades de dominación y explotación. Los altos índices de escasez y carestía son medios de dominación para culturar la miseria en su más punzante sentido. ¡Tiene razón Aristóbulo!; desde ese punto de vista, la guarimba represiva del régimen "es el camino".
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