PRODAVINCI
¿Se establecerá
nuevamente el dólar permuta en Venezuela?
por Carjuan Cruz
“Operaciones permuta entre
privados”, sentenció Rafael Ramírez, Vicepresidente de Economía del país, antes
de que comenzara febrero. No la tiene fácil: PDVSA no sólo debe proporcionar
todas las divisas que necesita Venezuela, sino que además tiene que financiar
las misiones sociales en moneda local, cambiando cada petrodólar a una tasa
fija de Bs. 6,30, mientras sus costos suben al mismo ritmo que la inflación.
Busca oxígeno para la estatal que preside y para la economía que gerencia.
Luego de aceptar que no se
daría una devaluación, el también Ministro de Petróleo y Minería le propuso al
presidente Nicolás Maduro, y al resto del Gobierno, despenalizar el sistema
cambiario y dejar que un tercer mercado legal surja automáticamente. PDVSA
gana: puede participar como oferente y vende así, a través de títulos
denominados en dólares, una parte de sus ingresos por esta vía, a una tasa
superior a la oficial, permitiéndole fortalecer sus cuentas.
La propuesta ya la había hecho
Nelson Merentes, ex Ministro de Finanzas y actual presidente –por segunda vez–
del Banco Central de Venezuela. En aquel momento prometió presentaciones a los
inversionistas en el mercado internacional, se reunió con el sector productivo
privado en el país, y aseguró que la política cambiaria iría por un camino
distinto que reforzaría las reservas internacionales. Quería que el Riesgo País
bajara y, por un momento, lo logró, sólo con los anuncios.
No caló como una vía que pudiera
ser útil en la maniobra electoral. Se diluyó en semanas, al mismo tiempo que
caían todavía más los ahorros en divisas del país.
Casi dos meses después de ganar
los comicios municipales, Rafael Ramírez trajo la idea al ruedo otra vez.
Redujo significativamente los conceptos atendidos a la tasa oficial, como el
cupo viajero, anunció la instauración de un nuevo sistema cambiario, a través
de bandas para el SICAD, y le cambió el nombre a CADIVI; pero también dejó
claro que quiere traer de regreso al mercado permuta.
Para la estatal es una vía
expedita en este momento para mejorar balances, invertir más en producción, y
continuar financiando programas sociales y la parte de la economía que continúe
a la tasa oficial, posiblemente alimentos y medicinas. Pero la propuesta sigue
aguantada; y saldrá si en efecto Maduro le da el sí a una reforma completa de
la Ley de Ilícitos Cambiarios.
Resta a la inflación. Mientras tanto, la página
–supuestamente prohibida– que muestra la cotización del dólar no oficial
refleja subidas aceleradas todos los días y se ha convertido en el marcador de
precios de bienes y servicios, sin fiscalización que valga.
En el camino continúan
retrasándose los pagos de deuda en dólares a empresas y naturales con
liquidaciones pendientes en CADIVI y las consecuencias no se hacen esperar en
los anaqueles y vitrinas que se vacían sin reposición a la vista.
Y es que las presiones
cambiarias seguirán mientras no exista una vía alterna que equilibre la oferta
y la demanda de divisas, que es lo único que puede combatir la brecha existente
entre el dólar no oficial y el oficial.
Explica Alfredo Bozo, experto
en capitales, y director de la firma Solfin Valores, que la despenalización del
mercado cambiario y la apertura de un mercado permuta facilitaría esa lucha.
Por un lado entrarían más divisas a la economía, pero sobre todo se regularía
la demanda. En efecto, indica, si PDVSA puede negociar parte de sus
ingresos a un tipo de cambio mucho más alto que el oficial –al principio
estaría entre la tasa SICAD, y la que se cotiza en el paralelo–, entonces la
estatal no tendría necesidad (por lo menos no como ahora) de acudir al
financiamiento del Banco Central de Venezuela. Y al inyectar menos dinero a la
economía, disminuiría la cantidad de bolívares que busca resguardarse en un
billete verde.
Luis Vicente León,
director de la firma Datanálisis, ha
insistido en que este alto diferencial se convierte en un estímulo para la
obtención de divisas oficiales como negocio cambiario. Y precisamente por este
motivo reitera la necesidad de minimizar las brechas, posiblemente a través de
un esquema que oxigene el mercado, o mediante una devaluación, a la que por
ahora se renunció.
Para Bozo, estas dos vías eran
necesarias para atender los desequilibrios actuales de la economía, que ya
están interpretándose en los mercados internacionales como riesgos para la
capacidad de pago, lo que amenaza con una subida mayor en el rendimiento que ya
paga Venezuela por su deuda externa. Y además cierra aún más la posibilidad de
buscar financiamiento en dólares por esa vía. Las opciones se minimizan a
continuar apoyándose en el BCV, aunque esto siga haciendo indetenible la
inflación.
Vientos en contra. La idea de establecer un dólar
permuta otra vez busca principalmente aliviar la carga de PDVSA y facilitarle
el camino para aumentar su producción; pero también pretende bajar las
presiones cambiarias, auspiciando que más transnacionales, en un principio
petroleras, puedan traer sus divisas al país con la garantía de repatriarlas
cuando lo necesiten. Al mismo tiempo se abre un acceso a divisas al sector
privado, que si bien será a una tasa más alta, tendría la ventaja de la
inmediatez.
Pero es justamente ese punto uno de los que no termina de
convencer a parte del gabinete económico. Explica Asdrúbal Oliveros, economista y director de la firma Ecoanalítica,
que un esquema que refleje un tipo de cambio mucho mayor al oficial o al del
SICAD altera todo el mecanismo de control de precios que intenta establecer el
Ejecutivo y que ahora se sustenta con peso de ley. En la normativa de Costos y Precios
Justos se
decreta que las ganancias no pueden superar el 30%, un porcentaje ya difícil en
el contexto inflación y aún más complicado obteniendo dólares a un tipo de
cambio superior.
Otros economistas, como Ángel
García Banchs, director de la firma Econométrica, cree que la verdadera razón
está en que el Gobierno juega a mantener control sobre la economía y esto sólo
puede fundamentarse en la administración centralizada de las divisas. El dólar
permuta daría más libertad a las empresas y sectores productivos privados de
adquirir los dólares que necesiten para sus actividades sin autorización
directa y expresa del Ejecutivo. Y, aunque de esta manera se agilizaría la
economía, parece que eso no es precisamente una de las prioridades del
Gobierno.
Tanto Ramírez como otros
personajes del gabinete entienden que el tipo de cambio en este mercado estaría
en un principio bastante por encima del SICAD, pero muy por debajo del
paralelo. Sin embargo, apuestan a que con la oferta que proporcionará PDVSA
luego tendería a disminuir, restándole fuerza al mercado no oficial.
Y es que, en efecto, la cotización en esa plaza, todavía ilegal,
se aleja en gran medida de las valoraciones reales de la moneda. Alejandro
Grisanti, director del banco de inversión Barclays Capital,
afirma que el tipo de cambio está muy por encima de su valor real cuando todos
los bolívares de la economía nacional no pueden comprar a ese precio la
cantidad de dólares que ingresa a Venezuela. Como también se puede determinar
que la tasa oficial está sobrevaluada, cuando a ese precio el total de divisas
sería insuficiente para atender toda la demanda de estos mismos bolívares.
La aplicación del permuta o
alternativo atiende en gran parte este problema cambiario, pero también el
monetario. E incluso el fiscal, al otorgarle más recursos a PDVSA para
financiar los programas sociales. Pero para mejorar los tantos desequilibrios
económicos actuales no puede quedarse como una política aislada.
Entre las disposiciones que
funcionarían como el soporte idóneo para acoplar esta estrategia, está
consolidar la disposición de divisas de los distintos fondos en el Banco
Central de Venezuela. En junio del año pasado, esta estrategia también formó
parte del planteamiento de Merentes, como vía expedita para fortalecer las
reservas internacionales, pues los dólares existentes en el Fondo Chino, o en
el Fonden, pasarían a ser administrados en el ente emisor y a formar parte del
ahorro en divisas, arrastrando hacia abajo rápidamente la cotización del
referencial implícito.
Pero esta otra medida ni
siquiera se ha vuelto a mencionar, mientras que el permuta sigue siendo una
propuesta que espera por cuajar
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