lunes, 10 de marzo de 2014

Carjuan Cruz


PRODAVINCI 

¿Se establecerá nuevamente el dólar permuta en Venezuela?
 por Carjuan Cruz




“Operaciones permuta entre privados”, sentenció Rafael Ramírez, Vicepresidente de Economía del país, antes de que comenzara febrero. No la tiene fácil: PDVSA no sólo debe proporcionar todas las divisas que necesita Venezuela, sino que además tiene que financiar las misiones sociales en moneda local, cambiando cada petrodólar a una tasa fija de Bs. 6,30, mientras sus costos suben al mismo ritmo que la inflación. Busca oxígeno para la estatal que preside y para la economía que gerencia.
Luego de aceptar que no se daría una devaluación, el también Ministro de Petróleo y Minería le propuso al presidente Nicolás Maduro, y al resto del Gobierno, despenalizar el sistema cambiario y dejar que un tercer mercado legal surja automáticamente. PDVSA gana: puede participar como oferente y vende así, a través de títulos denominados en dólares, una parte de sus ingresos por esta vía, a una tasa superior a la oficial, permitiéndole fortalecer sus cuentas.
La propuesta ya la había hecho Nelson Merentes, ex Ministro de Finanzas y actual presidente –por segunda vez– del Banco Central de Venezuela. En aquel momento prometió presentaciones a los inversionistas en el mercado internacional, se reunió con el sector productivo privado en el país, y aseguró que la política cambiaria iría por un camino distinto que reforzaría las reservas internacionales. Quería que el Riesgo País bajara y, por un momento, lo logró, sólo con los anuncios.
No caló como una vía que pudiera ser útil en la maniobra electoral. Se diluyó en semanas, al mismo tiempo que caían todavía más los ahorros en divisas del país.
Casi dos meses después de ganar los comicios municipales, Rafael Ramírez trajo la idea al ruedo otra vez. Redujo significativamente los conceptos atendidos a la tasa oficial, como el cupo viajero, anunció la instauración de un nuevo sistema cambiario, a través de bandas para el SICAD, y le cambió el nombre a CADIVI; pero también dejó claro que quiere traer de regreso al mercado permuta.
Para la estatal es una vía expedita en este momento para mejorar balances, invertir más en producción, y continuar financiando programas sociales y la parte de la economía que continúe a la tasa oficial, posiblemente alimentos y medicinas. Pero la propuesta sigue aguantada; y saldrá si en efecto Maduro le da el sí a una reforma completa de la Ley de Ilícitos Cambiarios.
Resta a la inflación. Mientras tanto, la página –supuestamente prohibida– que muestra la cotización del dólar no oficial refleja subidas aceleradas todos los días y se ha convertido en el marcador de precios de bienes y servicios, sin fiscalización que valga.
En el camino continúan retrasándose los pagos de deuda en dólares a empresas y naturales con liquidaciones pendientes en CADIVI y las consecuencias no se hacen esperar en los anaqueles y vitrinas que se vacían sin reposición a la vista.
Y es que las presiones cambiarias seguirán mientras no exista una vía alterna que equilibre la oferta y la demanda de divisas, que es lo único que puede combatir la brecha existente entre el dólar no oficial y el oficial.
Explica Alfredo Bozo, experto en capitales, y director de la firma Solfin Valores, que la despenalización del mercado cambiario y la apertura de un mercado permuta facilitaría esa lucha. Por un lado entrarían más divisas a la economía, pero sobre todo se regularía la demanda. En efecto, indica, si PDVSA puede negociar parte de sus ingresos a un tipo de cambio mucho más alto que el oficial –al principio estaría entre la tasa SICAD, y la que se cotiza en el paralelo–, entonces la estatal no tendría necesidad (por lo menos no como ahora) de acudir al financiamiento del Banco Central de Venezuela. Y al inyectar menos dinero a la economía, disminuiría la cantidad de bolívares que busca resguardarse en un billete verde.
Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis, ha insistido en que este alto diferencial se convierte en un estímulo para la obtención de divisas oficiales como negocio cambiario. Y precisamente por este motivo reitera la necesidad de minimizar las brechas, posiblemente a través de un esquema que oxigene el mercado, o mediante una devaluación, a la que por ahora se renunció.
Para Bozo, estas dos vías eran necesarias para atender los desequilibrios actuales de la economía, que ya están interpretándose en los mercados internacionales como riesgos para la capacidad de pago, lo que amenaza con una subida mayor en el rendimiento que ya paga Venezuela por su deuda externa. Y además cierra aún más la posibilidad de buscar financiamiento en dólares por esa vía. Las opciones se minimizan a continuar apoyándose en el BCV, aunque esto siga haciendo indetenible la inflación.
Vientos en contra. La idea de establecer un dólar permuta otra vez busca principalmente aliviar la carga de PDVSA y facilitarle el camino para aumentar su producción; pero también pretende bajar las presiones cambiarias, auspiciando que más transnacionales, en un principio petroleras, puedan traer sus divisas al país con la garantía de repatriarlas cuando lo necesiten. Al mismo tiempo se abre un acceso a divisas al sector privado, que si bien será a una tasa más alta, tendría la ventaja de la inmediatez. 
Pero es justamente ese punto uno de los que no termina de convencer a parte del gabinete económico. Explica Asdrúbal Oliveros, economista y director de la firma Ecoanalítica, que un esquema que refleje un tipo de cambio mucho mayor al oficial o al del SICAD altera todo el mecanismo de control de precios que intenta establecer el Ejecutivo y que ahora se sustenta con peso de ley. En la normativa de Costos y Precios Justos se decreta que las ganancias no pueden superar el 30%, un porcentaje ya difícil en el contexto inflación y aún más complicado obteniendo dólares a un tipo de cambio superior.
Otros economistas, como Ángel García Banchs, director de la firma Econométrica, cree que la verdadera razón está en que el Gobierno juega a mantener control sobre la economía y esto sólo puede fundamentarse en la administración centralizada de las divisas. El dólar permuta daría más libertad a las empresas y sectores productivos privados de adquirir los dólares que necesiten para sus actividades sin autorización directa y expresa del Ejecutivo. Y, aunque de esta manera se agilizaría la economía, parece que eso no es precisamente una de las prioridades del Gobierno.
Tanto Ramírez como otros personajes del gabinete entienden que el tipo de cambio en este mercado estaría en un principio bastante por encima del SICAD, pero muy por debajo del paralelo. Sin embargo, apuestan a que con la oferta que proporcionará PDVSA luego tendería a disminuir, restándole fuerza al mercado no oficial.
Y es que, en efecto, la cotización en esa plaza, todavía ilegal, se aleja en gran medida de las valoraciones reales de la moneda. Alejandro Grisanti, director del banco de inversión Barclays Capital, afirma que el tipo de cambio está muy por encima de su valor real cuando todos los bolívares de la economía nacional no pueden comprar a ese precio la cantidad de dólares que ingresa a Venezuela. Como también se puede determinar que la tasa oficial está sobrevaluada, cuando a ese precio el total de divisas sería insuficiente para atender toda la demanda de estos mismos bolívares.
La aplicación del permuta o alternativo atiende en gran parte este problema cambiario, pero también el monetario. E incluso el fiscal, al otorgarle más recursos a PDVSA para financiar los programas sociales. Pero para mejorar los tantos desequilibrios económicos actuales no puede quedarse como una política aislada.
Entre las disposiciones que funcionarían como el soporte idóneo para acoplar esta estrategia, está consolidar la disposición de divisas de los distintos fondos en el Banco Central de Venezuela. En junio del año pasado, esta estrategia también formó parte del planteamiento de Merentes, como vía expedita para fortalecer las reservas internacionales, pues los dólares existentes en el Fondo Chino, o en el Fonden, pasarían a ser administrados en el ente emisor y a formar parte del ahorro en divisas, arrastrando hacia abajo rápidamente la cotización del referencial implícito.
Pero esta otra medida ni siquiera se ha vuelto a mencionar, mientras que el permuta sigue siendo una propuesta que espera por cuajar

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