domingo, 23 de junio de 2013

INSIDE TELECOM


EL UNIVERSAL


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La industria tecnológica sigue experimentando para conectar a más gente

VÍCTOR SUÁREZ |  EL UNIVERSAL
domingo 23 de junio de 2013  12:00 AM
O3b - La última constelación
Los sueños sueños son. Una vez, dos veces, hasta cinco veces en 20 años. Conectar la redondez de la Tierra desde el cielo a través de una manada de satélites de mediana o baja órbita, ha sido objetivo recurrente de la industria espacial y de telecomunicaciones. Está comprobado que para voz y datos en tiempo real los satélites geoestacionarios (GEO), colocados a 36 mil kilómetros de altura, no han dado la talla. Su latencia es muy alta (tiempo en milisegundos que tarda la señal en subir y bajar), su cobertura es limitada (un tercio del globo), la velocidad alcanzada es tristísima ante los requerimientos de hoy. Con todo, los más ambiciosos proyectos LEO (órbita baja, a 772 kms.) se han ido al suelo, comercialmente. Pero a partir de mañana lunes 24 de junio, la historia puede cambiar, de cuajo.

Hace 20 años, en 1993, el ex industrial de la leche y ex político adeco, el venemaracucho Alberto Finol (Beto, para los que anotan) se apuntó en el proyecto Iridium, que se inventó Motorola tres años antes para cubrir el planeta con voz celular y enlaces de datos, con roaming garantizado desde cualquier rincón, con sus propios teléfonos. Para ello, en 1998, lanzó una constelación de 66 satélites de baja órbita (LEO), los cuales se interconectan entre sí, sin depender de centros terrestres. Los satélites fueron lanzados en camadas, de cuatro en cuatro, desde Rusia, Estados Unidos y Guyana Francesa. A los dos meses de operación, los números rojos se hicieron púrpuras, el mercado no respondió e Iridium entró en bancarrota. 4.000 millones de dólares perdió Motorola, 140 millones de dólares (supuestamente salidos del antiguo Recadi, hoy Cadivi) perdió Finol. Quizá lo único grato que le quedó de esa experiencia fue una foto tomada en India, con motivo de una reunión de inversionistas de Iridium, en la que aparecía paseando en lomo de un elefante.

En 1999 fue lanzado el proyecto Globalstar, que constaba de una constelación de 48 satélites LEO. A diferencia de Iridium, los satélites eran seguidos desde tierra por decenas de centros de monitoreo y control. Uno de ellos fue instalado en Río Chico, Estado Miranda, a un costo de 40 millones de dólares. Fue la primera experiencia con la industria espacial del extinto presidente Chávez, quien lo inauguró, a pedido de la recordada Maritza Escalona. Y también la mía. Fui invitado al Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, a presenciar el lanzamiento de cuatro de estos satélites y también a la feria World Telecom de la UIT en Ginebra, Suiza, donde la estrella del momento era la demostración de Globalstar en operación. Fui a Río Chico. El presidente paseó por las inmensas salas de control, se asomó a los ventanales para observar las cuatro estaciones terrenas que estaban a campo abierto, enarcaba los ojos, cortó la cinta y dijo algunas palabras, se imaginaba que él y su país también podrían tener no una sino dos bases como esa, y si no 48 satélites en el espacio, al menos uno, al que llamaría Simón Bolívar. Globalstar fracasó, el mercado tampoco respondió. La francesa Alcatel perdió hasta el habla.

Iridium y Globalstar fueron empresas vendidas por bagatelas que no llegaron a 100 millones de dólares cada una. Siguen operando. El primero está en planes de lanzar la segunda generación de 81 satélites (Iridium NEXT) en 2015. Globalstar renovó su flota hace un par de años.

En 1990 Bill Gates y Craig McCraw, el pionero de la televisión satelital, soñaron juntos, pero con una bandada de 840 satélites activos que luego bajaron a 288 y más tarde a 30, mientras que las órbitas LEO subían desde 700 kms a 1.400 kms. Se estimaba un costo de 9 mil millones de dólares. Transmitirían datos a alta velocidad (100 Mbps en el uplink y un enlace descendente de hasta 720 Mbps), pero Teledesic nunca subió. En 2002 fue suspendida la construcción de los vehículos espaciales.

Un cuarto experimento es el de Orbcomm, que también cayó en bancarrota en el 2000 y fue recuperado en 2006. Son 29 satélites llamados pequeños LEO porque pesan 42 kilos cada uno. Recompuso su estrategia y se especializó en comunicaciones máquina a máquina (M2M), que es un nicho bastante prometedor.

Satélite llamando a control 

Centro espacial Kourú, Guayana Francesa. Próximo lanzamiento: lunes 24 de junio, a las 15:50:21, hora local. A bordo de un cohete ruso, el Soyuz 5, subirán al espacio los primeros cuatro satélites de la constelación O3b, que traduce "Otros 3 millardos" (billions) de personas conectadas en el mundo.

Este experimento es totalmente distinto a los anteriores. En primer lugar, son satélites colocados en órbita media (MEO), a 8 mil kilómetros de altura, por lo que "alumbran" más territorio. Segundo, la velocidad ofrecida, hasta un giga por segundo, competirá con las redes de fibra óptica. Y en tercer lugar, la menor latencia, que deja atrás por mucho a los satélites geoestacionarios y se compara con la fibra.

Omar Trujillo es un bogotano de 40 años que se desempeña como vicepresidente de O3b para África y América Latina. Me cuenta lo que han hecho y lo que viene.

¿Cuánto es la inversión? Mil trescientos millones de dólares. ¿Quién pone los reales? Es una mezcla de deuda con inversión privada. El principal inversionista, con poco más de 40%, es la operadora satelital luxemburguesa SES. El segundo más importante es el banco inglés HSBC. Luego están Google, la cablera estadounidense Liberty Global y entidades de capital de riesgo. ¿Alguna operadora de telecomunicaciones? Ninguna, serán clientes. Tampoco hay ningún inversionista latinoamericano. ¿Cuáles son las fases? Lanzamiento de ocho satélites este año; cuatro el 24 de junio y cuatro en la primera semana de septiembre, según la disponibilidad de "ventana" (cielo despejado, sin nubes que lo oscurezcan). Comenzó la construcción de otros cuatro para 2014. Posible lanzamiento en el tercer trimestre. ¿Quién construye? Thales Alenia Space. ¿Quién lanza? Arianne Space. ¿Cohete? Soyuz 5, ruso. ¿Cobertura? 45 grados desde el Ecuador hacia arriba (norte) y 45 grados hacia abajo (sur). Toda Africa, Medio Oriente, India y Pakistán, sureste asiático, islas del Pacífico y América Latina. (En el negocio satelital nadie lanza si no hay suficientes contratos firmados) ¿Cuál es la perspectiva? Magnífica. El cuaderno de órdenes (backlog) está en los 700 millones de dólares. Más de 50% de la capacidad está vendida, que es un poco más alto que el promedio de la industria.

La semana que viene continuaremos con O3b, los otros tres millardos de conexiones, especialmente en los países emergentes.

vvsuarez@cantv.net

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