Elogio del bullyng...
Los barrios están cundidos de gentes de bien, hechas para el trabajo y no la dádiva
RAFAEL MUCI-MENDOZA |
EL UNIVERSAL
domingo 12 de mayo de 2013 12:00 AM
La Asamblea Nacional representa a los electores, legisla para hacer leyes y controla las acciones del gobierno; pero ¿es eso lo que tenemos... ? La nuestra ha devenido en un híbrido de sobria aula universitaria y prostíbulo del arrabal. Coexisten personas maduras, empáticas y educadas en el respeto, la convivencia y los valores, compenetrados con su rol de servidores al país y sus ciudadanos, con otras muy inmaduras, mal educadas, provenientes de familias permisivas y hasta disfuncionales, donde el irrespeto y el abuso hacia las demás personas fue la regla; donde su caudillo máximo, con una sonrisa socarrona, les expuso alguna vez al escarnio público por su incompetencia o banalidad. Es así como surge este término inglés que denota una forma de maltrato escolar, acoso, hostigamiento, matonaje psicológico, abuso físico o verbal; una variante de tortura en la que el agresor hace patente sus limitaciones, carencias, frustraciones y vacío espiritual, y ante la indiferencia o complicidad de otros, trata de someter a las víctimas induciendo el miedo.
Esconde la cobardía del que sin su patota, fuerza de la manada embrutecida y grotesca, se sabe nada ni nadie, hecho que se patentiza en su pedorrea verbal y su trato basto. Esta es la historia contemporánea de Venezuela y el pugilato entre los prohombres que tienden al desarrollo del país, y el desecho que tira hacia la porqueriza y a la republiqueta bananera.
No, no son los habitantes del barrio humilde quienes "saben mover los puños", quienes saben cómo se maneja un "hierro", quienes medran cerca de la comisión y el peculado, quienes han regalado la soberanía.
Los barrios están cundidos de gentes de bien, hechas para el trabajo y no la dádiva, deseosos de progreso, salud y educación para ellos y sus familias.
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