EL UNIVERSAL
INSIDE TELECOM
Con el Xbox One, Microsoft trata de conquistar el salón familiar
VÍCTOR SUÁREZ
| EL UNIVERSAL
domingo 26 de mayo de 2013 12:00 AM
Esa máquina no es un juego
Steve Jobs la estuvo imaginando hasta el último día de su vida. Describió sus funciones, su poder, su alcance, su simplísima interface de usuario, todo lo dejó escrito, contado a su biógrafo Walter Isaccson, pero en lugar de hacerla realidad sus legatarios -más ocupados en batallitas por patentes y por mejores costos de mano de obra esclava en China-, se le adelantaron los de Microsoft, que la anunciaron esta semana en Estados Unidos y con ello lograron sorprender, al fin, después de muchos años de hibernación creativa. Microsoft ha estado moviéndose a paso de gacela, pero no en tecnologías disruptivas sino con Bill Gates recuperando el primer puesto entre los milmillonarios del mundo (según Bloomberg; no todavía, según Forbes), o sobrepasando a Blackberry en participación en el mercado de los smartphones, cuestiones que no compensan el traspié que ha dado con el Windows 8, al que los mercados eluden, que ha debido ser parcheado mucho antes de lo usual entre los sistemas operativos.
Con esta su tercera generación de consolas de video, el Xbox One, Microsoft trata de conquistar el salón familiar, de una. El televisor, el reproductor de audio, el de video, el PC, el disco duro, los pendrives, la conexión a Internet, la alta y baja definición de la imagen, el segmento WiFi (con la Tablet en primer lugar), los útiles del hogar convertidos en máquinas inteligentes que pueden ser puestas a funcionar y regulada su actividad, las aplicaciones que hasta ahora se presentan para múltiples plataformas móviles. Y los juegos en red. Controlados por la voz, por el gesto, o con el mando a distancia.
Me lo explican de la siguiente manera los slate, gizmodo y the verge: Usted se para delante del televisor y dice: "Camina, Juan Pescao, no seas resalao", o cualquier otra frase particular. Aparato de TV y Xbox se encienden inmediatamente, sin esperar mucho a que se cargue el sistema y sin identificarse como usuario. En pantalla aparece un menú, casi igual al de la pantalla de inicio de un PC con Windows 8, con esas cuadrículas a color que quisieran parecerse a las de Kandinsky. El menú resalta las aplicaciones, los juegos, lo más reciente que haya sido utilizado. Comienzas a interactuar. En mi caso lo intentaría así: "Silva", digo en voz clara y normalizada, y se oirá el audio de 62 minutos de aquel presentador de televisión estatal que una vez finado Tarzán no encontraba liana para ahorcarse. "Misil", en voz alta y grave: aparecerán al menos dos opciones; una, el video del lanzamiento del último misil atómico de prueba del heredero 2G de Kim Il-sung en Corea del Norte, y dos, el del lanzamiento del misil reencauchado marca Otomat MK2 que no recibía lavado ni engrase desde hace 40 años, ante la mirada asombrada del heredero 1G en La Orchila. "Globo": aparece la programación regular del canal de televisión o sus videos que tienes guardados, en primer lugar aquel que dice: "Luego de la reunión en Miraflores, los nuevos dueños aseguraron que no habría corte de cabezas". El pase de un canal a otro se realiza sin demora, como si estuvieras utilizando el mando del televisor. Mientras ves algún programa de TV en directo, también puedes usar Twitter para intervenir en él o juntarte a la conversación que está generando en su audiencia. Si estás viendo un juego de beisbol, podrás conectar con el site del equipo y conocer las estadísticas en tiempo real, sin esperar a que Fran Monroy, o cualquier amigo enterado, te acicatee con la ejecutoria de Miguel Cabrera en la temporada de grandes ligas. "Skype": Y aparece tu lista de contactos, para que escojas uno o a un grupo con el que quisieras hablar en directo, sin marcar sus números de teléfono y sin utilizar las redes fijas o móviles. "Tiempo": En Caracas, 28 grados C fijos, de aquí hasta el próximo domingo; en Madrid, 23 grados C, pero no te confíes. "Fotos", "Videos", "etc". En lenguaje natural. "La interfaz de usuario más simple imaginable, un sistema de reconocimiento de voz inquietantemente precisa que es mucho más intuitivo que un mando a distancia", dicen los exégetas.
El Xbox One es una máquina poderosa. Con un procesador de 8 núcleos de 64 bits, 8 gigas de memoria RAM, disco duro de 500 gigas, conectividad inalámbrica con WiFi 802.11n, entrada y salida HDMI (High Definition Multimedia Interface), entradas USB 3.0, en un carapacho parecido al de un cavernario Betamax.
"¿Juegos? ¿Eso es lo que quieres?", se habría dicho ante el espejo el insomne Robert de Niro en Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). "¿Juegos? ¿Eso es lo que quieres?", le habría preguntado el niño Hugo Cabret, el ajustador de relojes de la estación de trenes de París de 1930, al autómata estropeado que su padre había encontrado abandonado en un museo y que él se proponía remendar (La Invención de Hugo, Martin Scorsese, 2011).
La máquina de juegos, la consola Xbox de Microsoft que apareció en el 2001 y luego fue renovada en 2005, en su nueva versión tenía que servir para muchas otras cosas, aparte de ser centro de ocio, in situ o en la nube, aislado o en red. De manera que el sistema operativo de Xbox One fue descompuesto en dos máquinas virtuales que se ejecutan simultáneamente. Una para los juegos y otra para las aplicaciones. Para el usuario, ambas máquinas están separadas por un panel de visualización, que cambia de un modo a otro al pulsar un botón en el mando a distancia.
Entre la máquina y el usuario ocurre un bombardeo de fotones. Kinect es el sistema de sensores que permite ubicación espacial del usuario e identificación de sus gestos y voces. El de Xbox One tiene dos cámaras que trabajan a 1080 pixeles (HD), a 60 cuadros por segundo (fps), con un campo de visión 60% más amplio que el anterior. El tiempo de ida y vuelta de los fotones que se disparan contra el usuario es de 13 mil millonésimas de segundo. Kinect no tiene ningún tipo de reconocimiento de voz, simplemente reconoce la cara/cuerpo desde donde se genera el sonido, la orden. La ubicación de los micrófonos es crucial. Deben ser capaces de distinguirlo a todo evento.
Pero la máquina todavía no alcanza la trascendencia intuida por Steve Jobs, según detractores que han comenzado a salir. Microsoft deberá explicar más lo que hace o deja de hacer. El escenario será la feria del entretenimiento electrónico más grande del mundo, el E3 2013, que se realizará entre el 11 y el 13 de junio en Los Angeles.
Por ejemplo, preguntan, ¿el Xbox One reemplazará el setup box de las empresas de televisión por suscripción? El sistema perfecto de Jobs incluía ese pequeño detalle.
Mientras tanto, en la USB, en Caracas, han aprobado la especialización en Creación de Videojuegos.
Steve Jobs la estuvo imaginando hasta el último día de su vida. Describió sus funciones, su poder, su alcance, su simplísima interface de usuario, todo lo dejó escrito, contado a su biógrafo Walter Isaccson, pero en lugar de hacerla realidad sus legatarios -más ocupados en batallitas por patentes y por mejores costos de mano de obra esclava en China-, se le adelantaron los de Microsoft, que la anunciaron esta semana en Estados Unidos y con ello lograron sorprender, al fin, después de muchos años de hibernación creativa. Microsoft ha estado moviéndose a paso de gacela, pero no en tecnologías disruptivas sino con Bill Gates recuperando el primer puesto entre los milmillonarios del mundo (según Bloomberg; no todavía, según Forbes), o sobrepasando a Blackberry en participación en el mercado de los smartphones, cuestiones que no compensan el traspié que ha dado con el Windows 8, al que los mercados eluden, que ha debido ser parcheado mucho antes de lo usual entre los sistemas operativos.
Con esta su tercera generación de consolas de video, el Xbox One, Microsoft trata de conquistar el salón familiar, de una. El televisor, el reproductor de audio, el de video, el PC, el disco duro, los pendrives, la conexión a Internet, la alta y baja definición de la imagen, el segmento WiFi (con la Tablet en primer lugar), los útiles del hogar convertidos en máquinas inteligentes que pueden ser puestas a funcionar y regulada su actividad, las aplicaciones que hasta ahora se presentan para múltiples plataformas móviles. Y los juegos en red. Controlados por la voz, por el gesto, o con el mando a distancia.
Me lo explican de la siguiente manera los slate, gizmodo y the verge: Usted se para delante del televisor y dice: "Camina, Juan Pescao, no seas resalao", o cualquier otra frase particular. Aparato de TV y Xbox se encienden inmediatamente, sin esperar mucho a que se cargue el sistema y sin identificarse como usuario. En pantalla aparece un menú, casi igual al de la pantalla de inicio de un PC con Windows 8, con esas cuadrículas a color que quisieran parecerse a las de Kandinsky. El menú resalta las aplicaciones, los juegos, lo más reciente que haya sido utilizado. Comienzas a interactuar. En mi caso lo intentaría así: "Silva", digo en voz clara y normalizada, y se oirá el audio de 62 minutos de aquel presentador de televisión estatal que una vez finado Tarzán no encontraba liana para ahorcarse. "Misil", en voz alta y grave: aparecerán al menos dos opciones; una, el video del lanzamiento del último misil atómico de prueba del heredero 2G de Kim Il-sung en Corea del Norte, y dos, el del lanzamiento del misil reencauchado marca Otomat MK2 que no recibía lavado ni engrase desde hace 40 años, ante la mirada asombrada del heredero 1G en La Orchila. "Globo": aparece la programación regular del canal de televisión o sus videos que tienes guardados, en primer lugar aquel que dice: "Luego de la reunión en Miraflores, los nuevos dueños aseguraron que no habría corte de cabezas". El pase de un canal a otro se realiza sin demora, como si estuvieras utilizando el mando del televisor. Mientras ves algún programa de TV en directo, también puedes usar Twitter para intervenir en él o juntarte a la conversación que está generando en su audiencia. Si estás viendo un juego de beisbol, podrás conectar con el site del equipo y conocer las estadísticas en tiempo real, sin esperar a que Fran Monroy, o cualquier amigo enterado, te acicatee con la ejecutoria de Miguel Cabrera en la temporada de grandes ligas. "Skype": Y aparece tu lista de contactos, para que escojas uno o a un grupo con el que quisieras hablar en directo, sin marcar sus números de teléfono y sin utilizar las redes fijas o móviles. "Tiempo": En Caracas, 28 grados C fijos, de aquí hasta el próximo domingo; en Madrid, 23 grados C, pero no te confíes. "Fotos", "Videos", "etc". En lenguaje natural. "La interfaz de usuario más simple imaginable, un sistema de reconocimiento de voz inquietantemente precisa que es mucho más intuitivo que un mando a distancia", dicen los exégetas.
El Xbox One es una máquina poderosa. Con un procesador de 8 núcleos de 64 bits, 8 gigas de memoria RAM, disco duro de 500 gigas, conectividad inalámbrica con WiFi 802.11n, entrada y salida HDMI (High Definition Multimedia Interface), entradas USB 3.0, en un carapacho parecido al de un cavernario Betamax.
"¿Juegos? ¿Eso es lo que quieres?", se habría dicho ante el espejo el insomne Robert de Niro en Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). "¿Juegos? ¿Eso es lo que quieres?", le habría preguntado el niño Hugo Cabret, el ajustador de relojes de la estación de trenes de París de 1930, al autómata estropeado que su padre había encontrado abandonado en un museo y que él se proponía remendar (La Invención de Hugo, Martin Scorsese, 2011).
La máquina de juegos, la consola Xbox de Microsoft que apareció en el 2001 y luego fue renovada en 2005, en su nueva versión tenía que servir para muchas otras cosas, aparte de ser centro de ocio, in situ o en la nube, aislado o en red. De manera que el sistema operativo de Xbox One fue descompuesto en dos máquinas virtuales que se ejecutan simultáneamente. Una para los juegos y otra para las aplicaciones. Para el usuario, ambas máquinas están separadas por un panel de visualización, que cambia de un modo a otro al pulsar un botón en el mando a distancia.
Entre la máquina y el usuario ocurre un bombardeo de fotones. Kinect es el sistema de sensores que permite ubicación espacial del usuario e identificación de sus gestos y voces. El de Xbox One tiene dos cámaras que trabajan a 1080 pixeles (HD), a 60 cuadros por segundo (fps), con un campo de visión 60% más amplio que el anterior. El tiempo de ida y vuelta de los fotones que se disparan contra el usuario es de 13 mil millonésimas de segundo. Kinect no tiene ningún tipo de reconocimiento de voz, simplemente reconoce la cara/cuerpo desde donde se genera el sonido, la orden. La ubicación de los micrófonos es crucial. Deben ser capaces de distinguirlo a todo evento.
Pero la máquina todavía no alcanza la trascendencia intuida por Steve Jobs, según detractores que han comenzado a salir. Microsoft deberá explicar más lo que hace o deja de hacer. El escenario será la feria del entretenimiento electrónico más grande del mundo, el E3 2013, que se realizará entre el 11 y el 13 de junio en Los Angeles.
Por ejemplo, preguntan, ¿el Xbox One reemplazará el setup box de las empresas de televisión por suscripción? El sistema perfecto de Jobs incluía ese pequeño detalle.
Mientras tanto, en la USB, en Caracas, han aprobado la especialización en Creación de Videojuegos.
vvsuarez@cantv.net
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