Grupo del Senado controla debate migratorio
AP
WASHINGTON --
Pese a todas las palabras halagadoras que oyó de sus
correligionarios demócratas en la Comisión de Asuntos Judiciales del
Senado, la senadora Mazie Hirono de Hawai nunca tuvo la oportunidad de
conseguir que se aprobara su propuesta de instrumentar un cambio
relativamente modesto al proyecto de reforma de las leyes de
inmigración.
En cambio, la mano oculta del Grupo de los Ocho
rechazó su intento de establecer una preferencia inmigratoria para los
parientes cercanos de los ciudadanos en situación de privación extrema,
la misma fuerza que ya ha descarrilado decenas de otras propuestas que
amenazan con alterar las delicadas soluciones negociadas alcanzadas por
los autores del proyecto.
El Grupo –integrado por los cuatro
republicanos y cuatro demócratas que forjaron el plan– se ha mantenido
notablemente bien compenetrado “teniendo en cuenta las circunstancias”,
dijo un miembro de la Comisión que no forma parte del Grupo.
“Es un proyecto de ley muy complejo”, agregó el senador republicano Orrin Hatch.
La
legislación que pasa ahora al Senado en pleno crea una vía de 13 años
para que obtengan la ciudadanía los once millones y medio de inmigrantes
que se calcula viven en Estados Unidos sin autorización, establece un
nuevo programa para permitir el ingreso de trabajadores no
especializados, y expande en gran medida el número de visas para los que
son altamente especializados.
Establece también un esfuerzo costoso para asegurar las fronteras y reforma el sistema de control de la inmigración legal.
Debajo
de la superficie yacen decenas de complicados trueques políticos para
equilibrar los intereses de los miembros del Grupo y varios electorados
que se han coordinado en favor del proyecto.
Uno de ellos fue
establecer las normas precisas con el fin de asegurar que la frontera
con México esté lo suficientemente segura como para permitir que otras
disposiciones del proyecto entren en vigencia. Otra fue establecer los
requisitos y derechos de quienes están sin permiso en el país para
solicitar la condición de “inmigrante provisional registrado”.
Sólo
cuatro de los ocho senadores –dos de cada partido político– están en la
Comisión de Asuntos Jurídicos, pero los asistentes de todos ellos se
reunieron en privado anticipadamente para revisar unas 300 enmiendas
propuestas. Algunos funcionarios dijeron que hubo pocos desacuerdos
entre ellos acerca de cuáles enmiendas violaban el acuerdo básico
bipartidista y que por lo tanto debían ser resistidas a toda costa.
Los
legisladores mismos discutieron un pequeño número de enmiendas en
reuniones en las oficinas de los senadores Chuck Schumer, demócrata, o
John McCain, republicano.
Aunque la legislación sobre el fenómeno
migratorio es prioritaria para el presidente Barack Obama, la Casa
Blanca fue mantenida a distancia. Funcionarios del gobierno fueron
consultados sobre la factibilidad de establecer rápidamente un sistema
biométrico nacional para rastrear inmigrantes, por ejemplo, pero no
fueron invitados a las reuniones.
Fue sólo por accidente que el
público pudo enterarse del poderío del Grupo. En declaraciones ante un
micrófono que evidentemente no creía que estuviese conectado, Schumer le
preguntó a un asistente durante una votación: “¿Nuestros republicanos
están al tanto de esto?
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