Por Víctor Salmerón | 3 de enero, 2015
0. Recesión en letras. Las estadísticas difundidas por el Banco Central de Venezuela registran que en los tres primeros trimestres de 2014 la producción retrocedió de manera continua y la economía descendió 3,9% al contrastar los primeros nueve meses del año con el mismo lapso de 2013, con lo que técnicamente padece una recesión. Al mismo tiempo, la inflación experimentó un salto en torno a 64% para todo el año. Es decir: la cuarta cifra más elevada desde 1950.
El malestar que desatan estos dos espasmos simultáneos es profundo. Si la producción declina, las ventas caen, de modo que las empresas no necesitan contratar nuevo personal y no hay ganancias para ajustar los salarios en la misma magnitud en que aumentan los precios, forzando a las familias a consumir menos.
Para discutir la gravedad de la enfermedad suele ser útil ejemplificar con las formas de las letras: si la economía sufre una crisis en forma de V, tras la caída de 2014 experimentará una recuperación rápida en 2015; si la crisis es una U, habrá un período más largo en la profundidad y un ascenso hacia el último trimestre de este año o comienzos de 2016; una crisis con forma de L es el peor escenario: supone declive y estancamiento por un largo tiempo, sin ningún indicio de mejora.
1. Las crisis anteriores. La historia reciente nos dice que a finales de 2008 la irrupción de la crisis financiera internacional derrumbó los precios del petróleo y la administración de Hugo Chávez, ante la falta de ahorros para adoptar una política distinta, respondió con recorte del gasto en bolívares, reducción en la asignación de divisas y aumento de los impuestos. Como era de esperarse, esta mezcla negativa hundió a la economía en una recesión que duró 18 meses, desde el segundo trimestre de 2009 hasta el tercer trimestre de 2010.
¿Cómo se abandonó este ciclo negativo? Básicamente a través de cucharadas de gasto público e inyección de divisas al sector privado gracias a que el precio del barril recuperó el brillo perdido (la cesta petrolera venezolana promedió 101 dólares en 2011, registrando un salto de 39% respecto a 2010) y a operaciones de financiamiento que también incrementaron la cantidad de dólares disponibles para importar.
En la expansión que tuvo el gasto público en 2011 destaca que el Gobierno inició la Gran Misión Vivienda Venezuela, con lo que impulsó la construcción y áreas de la manufactura, mientras que a través de Cadivi y el Sitme aumentó de forma importante la asignación de divisas para las empresas privadas.
2. Ahora es distinto. Nuevamente Venezuela tiembla ante una caída de los precios del petróleo, producto que aporta 96% del ingreso de divisas. La combinación de mayor oferta y poco crecimiento de la demanda ha hundido el oro negro y el barril venezolano se cotiza en 48 dólares, magnitud que refleja un declive de 51% respecto al promedio de junio, pero a diferencia de 2009-2010 la recesión se gestó y comenzó antes de la caída del crudo.
En los primeros nueve meses de 2014 la cesta petrolera venezolana promedió 95 dólares y a pesar de esto la economía retrocedió de forma constante porque el Gobierno recortó las divisas que entrega al sector privado, dejando a las empresas sin suficiente materia prima y recursos para cancelar deudas con sus proveedores en el exterior.
Antes del violento declive de los precios del petróleo, la economía ya estaba en crisis en un entorno donde un tipo de cambio artificialmente barato disparó las solicitudes de dólares, la producción de Pdvsa se estancó, acuerdos de financiamiento a países aliados redujeron el ingreso por las ventas de crudo y creció el monto a pagar en capital e intereses de la deuda externa.
Al mismo tiempo emergió el fracaso del Socialismo del Siglo XXI en el propósito de crear una red de empresas públicas capaz de exportar y producir en áreas esenciales, así como la falta de efectividad del control de cambio y el control de precios.
El pasado 30 de diciembre el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció que aplicará un “programa económico de recuperación de corto plazo, a seis meses que impacte sobre las variables crecimiento, inflación inducida, y sobre las variables fundamentales de la economía”.
Hasta ahora no hay mayor precisión, Nicolás Maduro se limitó a explicar que el plan contempla “un nuevo sistema cambiario que se basa en el perfeccionamiento de la atención de los distintos mercados”; “ir a fondo en la reforma fiscal, y elevar la recaudación real”, “optimizar el gasto público”, “el fortalecimiento de las reservas internacionales”, “la creación de un Fondo Estratégico de Reserva en Bolívares. La meta es este año 400 mil millones de bolívares”, “la aplicación eficiente del Sistema de Precios Justos Equilibrado”, “iniciativas sostenidas de ahorro y control del exceso de liquidez”, “el desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, en la frontera con Colombia, en la Zona Económica Especial de Paraguaná, y en la Faja Petrolífera del Orinoco”, así como fondos para estimular al sector industrial.
3. Pocas fuerzas. El economista Orlando Ochoa considera que no hay manera de aplicar un plan de recuperación que impulse a la economía y la saque de la recesión en el corto plazo. “Con el precio actual de la cesta petrolera venezolana el año entrante habría un descenso de 35 mil millones de dólares en los ingresos de divisas con un aparato productivo mucho más golpeado que el que existía durante la recesión 2009-2010, empresas privadas endeudadas con proveedores en el exterior, Pdvsa con una deuda comercial muy grande, concentración de vencimientos de deuda externa, esta es una situación sin precedentes”.
“La debilidad de las reservas internacionales no deja más alternativa que adaptarse a un menor flujo de divisas y aceptar la caída de la actividad económica y a mediano plazo podría salirse de la crisis cambiando el modelo económico del Socialismo del Siglo XXI”, agrega.
José Guerra, exgerente de investigación económica del Banco Central, señala que “la única manera de sacar a la economía de la recesión en el corto plazo es con un plan de financiamiento externo que disminuya la escasez de divisas y esto solo es posible con el anuncio de un programa económico creíble e integral que entre otras cosas avance hacia el desmontaje de los controles y permita la recuperación del sector privado”.
Desde su punto de vista “hay que tomar en cuenta que hay una recesión que se combina con alta inflación, por lo tanto un plan de inyección de gasto en bolívares que es lo que puede hacer el Gobierno puede acelerar el incremento de los precios porque la escasez de divisas frena las importaciones y se ha perdido capacidad productiva tras años de controles y expropiaciones”.
Las proyecciones de analistas y entidades financieras apuntan a que el precio del petróleo no experimentará un incremento importante en el corto plazo y la República no cuenta con un fondo de estabilización. A esto se añade que las reservas internacionales se ubican al cierre del 29 de diciembre en 22 mil 064 millones de dólares, magnitud que refleja una caída de 25% respecto al cierre de 2010 y el elevado riesgo país prácticamente ha cerrado la posibilidad de emitir bonos para obtener financiamiento.
El escenario de una recesión en V, con recuperación vigorosa en el corto plazo como ha anunciado el Presidente Nicolás Maduro, haría que la economía venezolana marchara en dirección contraria a lo que esperan analistas y organismos multilaterales.
Ecoanalítica proyecta que en 2015 el PIB retrocederá 4,6% y la inflación se ubicará entre 110% y 120%, mientras que el FMI y la Cepal también pronostican otro año bajo el signo negativo.
(X)
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