jueves, 24 de abril de 2014

La salida

                              

EL UNIVERSAL



La salida

JUAN J. MORA VALLADARES |  EL UNIVERSAL
jueves 24 de abril de 2014  12:00 AM
Existe un valor tácito, sobreentendido, que rige toda relación humana, sea ésta del ámbito publico o privado y que está presente en el subconsciente de los individuos. Ese valor es la verdad. En la civilización Cristiana este valor de decir y de actuar en base a la verdad viene dado en que para el hombre creyente Dios es la verdad misma, "Dios es luz, en Él no hay tiniebla alguna" (1 Jn 1,5)".  Si miento estoy ofendiendo, faltándole primeramente a mi creador. Por tal motivo, existe una barrera, un freno a la mentira. Por otro lado, tenemos que "el demonio es pecador desde el principio (1 Jn 3,8), padre de la mentira (Jn 8,44)".

El comunismo, que es el sistema que se nos ha querido imponer a los venezolanos desde hace 15 años, es fundamentalmente un sistema ateo. Sus seguidores lo sienten como una religión en sí misma y su Dios es el tirano de turno. Para ellos el objetivo justifica los medios. Si mentir una y mil veces les garantiza la posibilidad de obtener el fin deseado, lo harán. No hay barrera moral que se los impida. No hay que dejarse engañar. Si disfrazarse de fiel creyente le redunda en beneficios, así lo harán, hasta tanto y cuanto, se sirvan de ello para sus propósitos totalitarios. Por eso no le arriendo mayores beneficios a la causa de la libertad, los actuales diálogos entre el oficialismo y una parte de la oposición.

La salida en forma pacifica, no por ella sin bajas lamentables de parte de la resistencia (solo armada de fulgor libertario), dependerá de la incorporación cada vez más creciente de ciudadanos creyentes en busca de la verdad. Será esa búsqueda de la verdad lo que nos ha de llevar a organizarnos de manera estratégica, resistir y luchar sin miedo por la libertad de nuestro país.

El liderazgo principal de la resistencia hizo un llamado muy claro cuando dijo verse en el espejo para saber quién iba a ser nuestro líder. Es en ese encuentro personal con nuestro futuro en libertad, con nuestro Creador, quien nos doto de libertad, lo que nos debe impulsar a luchar hasta vencer.

Solo cuando en los venezolanos se produzca una conversión mayoritaria, un regreso hacia Cristo, el amor de los amores, que se entenderá el valor sumo de la libertad y entenderemos que ella está por encima de bienes materiales e intereses circunstanciales, y estaremos dispuestos a luchar masivamente por alcanzarla.

Tanto ayer como hoy las estrofas del Salmo 80 (solemne renovación de la alianza) siguen vigentes: escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; / ¡ojalá me escuchases, Israel /! No tendrás un dios extraño, no adorarás a un dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te saque del país de Egipto; abre tu boca y yo la saciaré. / ¡Ojala me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios.

     

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