Historia y Tradición
Mariana
Grajales, Heroína cubana esposa de un venezolano
Eumenes Fuguet
Borregales (*)
En artículo
publicado con anterioridad, nos referimos a Mariana Bracetti, heroína
puertorriqueña, casada con el venezolano Miguel Rojas Luzardo; en esta
ocasión conoceremos a Mariana Grajales, heroína cubana, que por su
abnegada y heroica contribución a la emancipación de la Perla Antillana, es
conocida como “La Madre de la Patria”; nacida en Santiago
de Cuba el 12 de julio de 1815, producto de la unión entre los mulatos
dominicanos José Grajales y Teresa
Cuello. Mariana estuvo casada inicialmente con Fructuoso Regueyferos, la unión
procreó a Felipe, Fermín y Manuel. Al enviudar en 1840, se une al falconiano
Marcos Evangelista Maceo, nacido de humilde hogar en la Vela de Coro, de la servidumbre de una familia española. Consumada
la gloriosa Batalla de Carabobo en 1821, se trasladan a Santo Domingo, luego a Cuba en 1825; isla
donde Marcos casa con Amparo Téllez, naciendo seis hijos, lamentablemente
Amparo fallece. En tiempo de soledad espiritual, el destino logra unir a Marcos
Maceo con Mariana Grajales el 6 de julio
de 1851, unión que produjo siete varones y dos hembras: Antonio, José, Rafael,
Julio, Marcos, Miguel, Marcelino, Dominga y María Baldomero. Con el extenso
grupo convivían otros hijos de ambos cónyuges en Majaguabo, zona rural de
Santiago de Cuba, “Ciudad Heroica”.
El 10 de Octubre de 1868 y estando en la
hacienda-ingenio Demajagua, el prócer cubano Carlos Manuel de Céspedes, “Padre de la Patria Cubana” (1819-1874),
daba lectura al “Manifiesto de la Junta
Revolucionaria de la Isla de Cuba”, suceso conocido como “Grito de Yara” que dio inicio a la larga
y famosa guerra emancipadora de los diez
años. Con Marcos Maceo a la cabeza de la
Revolución, numerosos muchachos se incorporan entusiasmados al “ejército de los mambises”, nombre que
se debe al negro cubano Eutimio Mambis, desertor de las filas realistas que
contribuyó a organizar el ejército de liberación. La historia y tradición
relata que Doña Mariana Grajales, arrodilló a sus hijos para decirles: “Delante de Cristo, primer liberal que
vino al mundo, juremos liberar la Patria o morir por ella”. Durante la
larga guerra emancipadora cubana, y por diez años, Mariana atravesó numerosos
ríos y subió montañas, atendiendo heridos en combate, cargando provisiones, y
sobre todo arengado a sus hijos a la lucha sin importar la edad; de ellos cinco
murieron en combate y dos sobrevivieron a heridas. Cuando le informaban sobre
la suerte fatídica de sus hijos en campaña, Mariana no aceptaba llantos, ni el
consuelo de vecinos, familiares o amigos, contándose que en una oportunidad,
cuando llevaron ante ella un hijo herido, con sobriedad nacionalista y sobreponiéndose
a sus sentimientos de madre ordenó a otro descendiente: ¡Y tú! ! Empínate, porque es
hora que vayas al campamento de la lucha!
Marcos Maceo, esposo de Mariana con grado de sargento y subalterno de su
hijo, el general Antonio, “el titán de bronce”,
fallecía combatiendo al oriente de la isla en San Agustín de Aguarás, el 14 de
mayo de 1869; aún moribundo pudo exclamar: “Díganle
a Mariana que yo cumplí con ella y la Patria “. Ante la implacable
persecución y amenazas de muerte, los hijos de Doña Mariana, convertida en
madre y luchadora, debió ser trasladada a Jamaica en un barco de bandera
francesa en mayo de 1879. Siendo octubre de 1892, el Apóstol de la libertad
José Martí (1853-1895), la visita en Kingston, estando acompañada de María Cabrales,
esposa de Antonio “El Titán de Bronce”,
y Segundo Comandante del Ejército Libertador de Cuba. La valerosa matrona entregó
su espíritu al Ser Supremo el 28 de
noviembre de 1893 en Jamaica, lejos de los pocos hijos y familiares que le
quedaban. Treinta años después sus restos fueron repatriados y enterrados
en el cementerio de Santa Ifigenia en
Santiago de Cuba. Por sus grandes méritos José Martí dedicó varios escritos a
su memoria, que fueron publicados en el Periódico “Patria” entre diciembre 1893 y enero 1894, donde manifestó: “ ¿Qué había en esta mujer, que epopeya y misterio había en esa
humilde mujer, que santidad y unción hubo en su seno de madre, que decoro y
grandeza hubo en su sencilla vida…Así queda en la historia sonriendo al acabar
su vida rodeada de varones que pelearon por su país, y criando a sus nietos
para que peleen”. José otro de los hijos, obtuvo en combate grado de
general, por su valor era llamado “el
león del Oriente de Cuba”. Por la nobleza y entrega de nuestros paisanos
fuera del país, Venezuela siente orgullo de la cosecha y el legado que dejaron
estos hijos de la Patria, en beneficio de la emancipación
hispanoamericana.
(*)
Gral. de Bgda.
churuguarero77@gmail.com
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