jueves, 13 de junio de 2013

Historia y Tradición Mariana Grajales





Historia y Tradición

Mariana Grajales, Heroína cubana esposa de un venezolano   

Eumenes Fuguet Borregales (*)

En artículo publicado con anterioridad, nos referimos a Mariana Bracetti, heroína puertorriqueña, casada con el venezolano Miguel Rojas Luzardo; en esta ocasión  conoceremos a  Mariana Grajales, heroína cubana, que por su abnegada y heroica contribución a la emancipación de la Perla Antillana, es conocida como “La Madre de la Patria”; nacida en Santiago de Cuba el 12 de julio de 1815, producto de la unión entre los mulatos dominicanos José Grajales y  Teresa Cuello. Mariana estuvo casada inicialmente con Fructuoso Regueyferos, la unión procreó a Felipe, Fermín y Manuel. Al enviudar en 1840, se une al falconiano Marcos Evangelista Maceo, nacido de humilde hogar en la Vela de Coro, de la  servidumbre de una familia española. Consumada la gloriosa Batalla de Carabobo en 1821, se trasladan  a Santo Domingo, luego a Cuba en 1825; isla donde Marcos casa con Amparo Téllez, naciendo seis hijos, lamentablemente Amparo fallece. En tiempo de soledad espiritual, el destino logra unir a Marcos Maceo con Mariana Grajales el  6 de julio de 1851, unión que produjo siete varones y dos hembras: Antonio, José, Rafael, Julio, Marcos, Miguel, Marcelino, Dominga y María Baldomero. Con el extenso grupo convivían otros hijos de ambos cónyuges en Majaguabo, zona rural de Santiago de Cuba, “Ciudad Heroica”. El 10 de  Octubre de 1868 y estando en la hacienda-ingenio Demajagua, el prócer cubano Carlos Manuel de Céspedes, “Padre de la Patria Cubana” (1819-1874), daba lectura al “Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba”, suceso conocido como “Grito de Yara” que dio inicio a la larga y famosa guerra emancipadora  de los diez años.  Con Marcos Maceo a la cabeza de la Revolución, numerosos muchachos se incorporan entusiasmados al “ejército de los mambises”, nombre que se debe al negro cubano Eutimio Mambis, desertor de las filas realistas que contribuyó a organizar el ejército de liberación. La historia y tradición relata que Doña Mariana Grajales, arrodilló a sus hijos para decirles: “Delante de Cristo, primer liberal que vino al mundo, juremos liberar la Patria o morir por ella”. Durante la larga guerra emancipadora cubana, y por diez años, Mariana atravesó numerosos ríos y subió montañas, atendiendo heridos en combate, cargando provisiones, y sobre todo arengado a sus hijos a la lucha sin importar la edad; de ellos cinco murieron en combate y dos sobrevivieron a heridas. Cuando le informaban sobre la suerte fatídica de sus hijos en campaña, Mariana no aceptaba llantos, ni el consuelo de vecinos, familiares o amigos, contándose que en una oportunidad, cuando llevaron ante ella un hijo herido, con sobriedad nacionalista y sobreponiéndose a sus sentimientos de madre ordenó a otro descendiente: ¡Y tú!   ! Empínate, porque es hora que vayas al campamento de la lucha!  Marcos Maceo, esposo de Mariana con grado de sargento y subalterno de su hijo, el general Antonio, “el titán de bronce”, fallecía combatiendo al oriente de la isla en San Agustín de Aguarás, el 14 de mayo de 1869; aún moribundo pudo exclamar: “Díganle a Mariana que yo cumplí con ella y la Patria “. Ante la implacable persecución y amenazas de muerte, los hijos de Doña Mariana, convertida en madre y luchadora, debió ser trasladada a Jamaica en un barco de bandera francesa en mayo de 1879. Siendo octubre de 1892, el Apóstol de la libertad José Martí (1853-1895), la visita en Kingston, estando acompañada de María Cabrales, esposa de Antonio “El Titán de Bronce”, y Segundo Comandante del Ejército Libertador de Cuba. La valerosa matrona entregó su espíritu al Ser Supremo  el 28 de noviembre de 1893 en Jamaica, lejos de los pocos hijos y familiares que le quedaban. Treinta años después sus restos fueron repatriados y enterrados en  el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba. Por sus grandes méritos José Martí dedicó varios escritos a su memoria, que fueron publicados en el Periódico “Patria” entre diciembre 1893 y enero 1894,  donde manifestó: “ ¿Qué había en esta mujer, que epopeya y misterio había en esa humilde mujer, que santidad y unción hubo en su seno de madre, que decoro y grandeza hubo en su sencilla vida…Así queda en la historia sonriendo al acabar su vida rodeada de varones que pelearon por su país, y criando a sus nietos para que peleen”. José otro de los hijos, obtuvo en combate grado de general, por su valor era llamado “el león del Oriente de Cuba”. Por la nobleza y entrega de nuestros paisanos fuera del país, Venezuela siente orgullo de la cosecha y el legado que dejaron estos hijos de la Patria, en beneficio de la emancipación hispanoamericana. 
(*) Gral. de Bgda.                                                                         churuguarero77@gmail.com   
 

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