Se apagan las luces de
Joaquín Riviera
Animadores y cantantes evocan sus anécdotas junto al productor.
Un paro respiratorio puso fin a la vida de Riviera (Archivo)
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YOLIMER OBELMEJÍAS | EL UNIVERSAL
martes 23 de abril de 2013 08:04 AM
Ayer a la una de la madrugada en Caracas se apagó la luz de Joaquín Riviera, un hombre que en los 44 años que vivió en Venezuela -nació en La Habana en 1932- trabajó cada día para llevarle a los tele-videntes los más impresionantes espectáculos que sus mentes hubiesen podido imaginar, por lo menos eso buscó hasta su último respiro.
A pesar de que tenía 80 años y había tenido algunas dificultades de salud durante los últimos años, la noticia de su fallecimiento tomó por sorpresa a sus amigos y allegados. "No sabía que estuviese enfermo", comenta Gilberto Correa, animador de De fiesta con Venevisión (1969), el primer programa que produjo Riviera en el país.
"Fui de las primeras personas que entabló una relación directa con Joaquín Castellanos. Él tomó el Riviera de una pareja de baile que tuvo en el Tropicana en La Habana", acota.
"Joaquín fue un gran productor en una época en la que en Venezuela se podían hacer grandes musicales", asegura el conductor. "Se tomaba su tiempo para viajar a Las Vegas y Nueva York, veía las tendencias en la música, vestuario y colores, hacía un compendio de todo y luego lo ponía aquí al aire, en Venezuela", relata.
Declaración que confirma "La Primerísima" Mirla Castellanos, quien cultivó con él una relación de casi 35 años. "Era el hombre que sabía del show business, de las grandes revistas, los grandes musicales tipo Broadway, humo, cambios de traje, escenografía, coros, bailarines y orquesta. Todo eso lo sabía. Me siento mal, te lo juro, yo me enteré de esto a la una o dos de la mañana y no pude dormir más", dice.
"Él se sabía mis mañas, yo me sabía las de él, era como una complicidad entre los dos a nivel de producción, de ensayos, de grabación, de ropa, estilo, ponte así, ponte asao. Los bailarines hacen esto, no me corras tanto porque a los bailarines no les da tiempo o viceversa. Era un trabajo tejido con unas agujas mágicas", subraya la cantante venezolana.
Al momento de su muerte, Riviera tenía 27 años al frente de la vicepresidencia de Variedades de Venevisión, también era el productor general del Miss Venezuela y organizaba el reality show del concurso de belleza. El tiempo no le alcanzó para todo lo que quería hacer.
"Cada vez que yo hago un trabajo recuerdo a Joaquín Riviera porque él era un 'directorazo', un productor de los que ya no hay. No sé si va a pasar como pasó con Renny Ottolina, que no ha vuelto a salir otro Renny Ottolina. Pienso que va a ser difícil que salga otro productor como Joaquín Riviera, con esa musa", sentencia Carmen Victoria Pérez, quien animó 10 certámenes del Miss Venezuela producidos por él.
"La flaca" evoca con alegría cuando Joaquín, al mejor estilo de Alfred Hitchcock, se subía al escenario para formar parte de alguno de sus musicales. "Él disfrutaba tanto eso, eso era parte de su vida. Recuerdo cuando se disfrazó de pirata y se vistió de tigrito, es que no se nos olvide que Joaquín Riviera fue bailarín, después fue coreógrafo, entonces él gozaba eso como nosotros, él disfrutaba esa broma, fue un artista que le dio la vuelta a la cámara y, al hacerlo, le dio esa sensibilidad creativa que tenía".
Sensibilidad que demuestra Viviana Gibelli cuando se le pregunta por él. "Trabajar con Joaquín durante casi 26 años ha sido maravilloso. Él ha sido para mí un gran maestro, un mentor, un amigo, un afecto muy importante dentro de mi vida profesional y hasta afuera también porque en los pocos momentos que compartimos en su casa, era muy especial, era un amigo, ya después de tantos años termina siendo como tu papá en el trabajo", analiza con la voz entrecortada.
Palabras y sentimientos que comparte su colega Maite Delgado. "Joaquín me enseñó disciplina. Yo, hoy en día, aunque quiera llegar tarde a un sitio no lo logro porque le temía tanto al regaño que prefería cualquier cosa menos llegarle tarde", confiesa la animadora.
"Era muy claro con lo que quería, muy perfeccionista. Creo que, tristemente, murió sin alcanzar el espectáculo que verdaderamente soñaba no porque no lo haya logrado, muchas veces vimos grandes espectáculos que tenían la firma de Joaquín Riviera, pero en el fondo era un productor muy exigente y sabía que podía dar mucho más, creo que murió temprano porque aún era un hombre entero, lleno de sueños", agrega.
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