domingo, 4 de noviembre de 2012

Historia y Tradición


Trascendiendo Nro. 165

Gral. en jefe Rafael Urdaneta Faría,  “El Brillante

 

El general Rafael Urdaneta no descubre en toda su carrera un instante de vacilación, ni una sombra de deslealtad; la palabra abnegación simboliza sus virtudes. Su amistad con Bolívar llegó más allá de la muerte; fallecido el Libertador Urdaneta aceptó la persecución, el destierro y la pobreza con dignidad. Nace el 24 de octubre de 1788 en el Hato Viejo - Maracaibo, hijo de  Miguel Gerónimo Urdaneta Troconis y Alejandrina Faría Oberto de ascendencia portuguesa; realiza estudios en Caracas y Maracaibo. En 1804 es enviado a Bogotá donde su tío Martín ocupaba un alto cargo en las rentas del virreinato, el joven Rafael trabaja en esa dependencia hasta 1810, cuando llega el eco del 19 de abril caraqueño y se alista como teniente del batallón Patriotas de Cundinamarca. Recibe su bautizo de fuego en Palace el 25 de marzo de 1811, su actuación le merece el ascenso a capitán el 12 de octubre de 1811.

 Combate en San Gil, Charalá y Venta Quemada; es ascendido a teniente coronel y le asignan el 5to Btn. De la Unión. Conoce al futuro Libertador en la población de San Cayetano a orillas del río Zulia el 27 de febrero de 1813, allí le expresa con el desprendimiento que lo caracteriza: “Mi general, si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy para acompañarlo”. Luego de triunfar en Cúcuta, Bolívar lo denomina “El Brillante” y lo asciende a coronel; inician el 14 de mayo la Campaña Admirable que llegará exitosa a Caracas el 6 de agosto.  Es ascendido a general de brigada el 18 de octubre con las instrucciones de dirigir operaciones hacia el occidente; concluida la batalla de Araure el 5 de diciembre el Libertador lo cataloga: El más constante y sereno oficial del ejército”.

Urdaneta recibe la orden de: “Defenderéis a Valencia hasta morir, porque de perderse Valencia se perdería la República”, con 280 soldados defiende la ciudadela ante la embestida de más de tres mil realistas al mando de José Ceballos. Cuando le exigían la rendición contestaba: “La boca de mis cañones llevarán la respuesta”; Orden espartana digna de quien la enviaba, y de quien al cumplirla, escribiría una de las  páginas más gloriosas de nuestra historia. Es de los triunfadores en la primera Batalla de Carabobo realizada el 28 de mayo de 1814.

Al conocer la derrota  en La Puerta, emprende desde San Carlos su famosa “Retirada” hasta Pamplona. Recibe el despacho de general de división el 5 de enero de 1815, correspondiéndole luchar a las órdenes de Páez en los llanos apureños. En febrero de 1819 espera en Margarita los refuerzos llegados de Europa, encargándose de la organización y utilización en Barcelona y Cumaná. Fue factor importante en la liberación de Maracaibo materializada el 28 de enero de 1821, actividad que produce la suspensión de las hostilidades acordadas en Trujillo a finales de noviembre de 1820.

Cumpliendo la concentración estratégica previa a la batalla de Carabobo, Urdaneta sale de Maracaibo el 30 de abril; antes de entrar a Coro emite el 10 de mayo su Proclama, advirtiéndole  a sus soldados el buen trato y amistad hacia los corianos: “quien cometa algún desafuero recibirá la pena máxima”. Libera a Coro el 11 de mayo; en su desplazamiento hacia Barquisimeto enferma en Carora, dejando el mando al coronel Antonio Rangel. Bolívar lo asciende a Gral. en Jefe el 17 de julio y lo envía a la Nueva Granada donde ocupa altos cargos en la administración pública y en el Congreso. El 19 de junio de 1827, expresa el Libertador: “De Usted depende el éxito de cualquier empresa para restablecer el orden“.  A raíz del atentado contra Bolívar en Bogotá el 28 de septiembre de 1828, Urdaneta que ocupaba la cartera de Guerra y Marina, es designado Juez de la causa para enjuiciar a los implicados. De nuevo recibe por parte del Libertador un elogio: “Usted es el eje sobre el cual gira esta máquina de Colombia”.

Designado último presidente de la Gran Colombia, cargo que recibió contra su voluntad el 3 de septiembre de 1830, mientras regresara el Libertador, aspecto que no sucedió, por haber salido hacia Cartagena y Santa Marta su último destino terrenal. A la muerte del “Padre de la Patria”, suscribe  el 9 de enero de 1831, una conmovedora Proclama clamando por la unión de los pueblos. Dijo. “Agobiado por el peso del  dolor, me esfuerzo no obstante, de cumplir con el más penoso de mis deberes como magistrado, como ciudadano y como amigo. Os anuncio  que ha dejado de existir el más ilustre de todos los hijos de Colombia, el libertador, el fundador de tres repúblicas, el inmortal Simón Bolívar”.  Urdaneta entrega el poder en la Convención de Apulo el 3 de mayo de 1831. Sufriendo persecuciones y amenazas de muerte por su  lealtad hacia el Libertador; tiene que salir apresuradamente hacia Curazao gracias a las facilidades de Joaquín de Mier y Benítez, el mismo que alojó a Bolívar en la quinta San Pedro Alejandrino.

 En Curazao vivió dieciocho  meses en la más completa miseria.  A finales de 1831 obtiene permiso para regresar a Venezuela con la condición de no realizar actividad política; el noble soldado se instaló cerca de Puerto Cumarebo en el hato Turupìa, donde crió ovejos y chivos; sembraba yuca, algodón y maíz, con las manos con que antes firmaban los importantes documentos de Estado, llevaba las bridas del caballo, la espada y  en ristre las lanzas de la libertad. Elegido Senador por Coro  en 1837, un año después es nombrado Secretario de Guerra y Marina.

Ciego de un ojo y con dificultades en el  otro, solicita pensión de invalidez el 18 de octubre de 1839. A la llegada de los restos del Libertador en diciembre de 1842, comanda la parada de honores y funda la Gran Sociedad Boliviana, denominada Sociedad Bolivariana de Venezuela el 23 de marzo de 1938. Es enviado a España en misión diplomática en 1845 para lograr el reconocimiento de la independencia y firmar tratados de paz y cooperación, en Londres le recomiendan una operación de Talla en la vejiga, prefirió continuar la comisión y  fallece en París el 23 de marzo de 1845, estaba alojado en el hotel Chatan, no sin antes ordenarles a sus hijos Rafael y Luciano devolver el dinero no utilizado; era su última lección de honestidad y responsabilidad.
 Su testamento:
En su lecho de enfermo lo visitó el Diputado Joaquín Acosta, quien le pidió  su Testamento: “dejo una viuda y once hijos en la más completa miseria”. Hemos sido injustos no darle su nombre al Edo. Zulia, lo lleva de un río que no nace en Venezuela. La naturaleza  generosa, colocó una “U” gigante de Urdaneta al sur del lago, porque Urdaneta fue valiente en la guerra, gigante en la paz, será por siempre “El Brillante”. Sus restos se encuentran en el Panteón Nacional al lado derecho del Libertador desde  el 16 de mayo de 1876
María Dolores Vargas de Urdaneta
En Santa Fe de Bogotá nació en 1800 María de los Dolores Guadalupe Vargas, hija del abogado y prócer Don Ignacio Vargas y Doña Ignacia París Ricaurte, tía del prócer Antonio Ricaurte, inmolado en San Mateo en marzo de 1814. Don Ignacio partidario de la independencia al ser capturado fue mandado a fusilar por Morillo. Aún niña tuvo que encargarse por un tiempo por el cuido de sus dos hermanos menores. Luego del triunfo en Boyacá el 7 de agosto de 1819 entran el día 10 a Bogotá, Bolívar, Santander y Anzoátegui con el glorioso ejército, son recibidos como héroes por el pueblo agradecido. María Dolores al frente de veinte damas de la sociedad bogotana, vestidas de blanco le cupo el honor de colocarle al Libertador una corona de laurel y pronunciar el emotivo discurso. El 31 de agosto de 1822 contrajo matrimonio en la Catedral de Bogotá con el general de en jefe Rafael  Urdaneta; este matrimonio perduró hasta la muerte de ambos, teniendo que sufrir en diferentes oportunidades con sus once hijos, las penurias de las desgracias, del egoísmo y de la politiquería reinante. En Bogotá nació en 1823 Rafael, futuro general de la Federación; en Maracaibo Luciano en 1825, ingeniero que construye el Palacio Federal, sede actual de la Asamblea Nacional; en 1826 nace en Maracaibo Octaviano. Amenodoro ve la luz primera en Bogotá en 1829; Adolfo en la misma ciudad en 1830.
En Curazao nació Rosa Margarita en 1831; Urdaneta y sus menores hijos tuvieron que vender peinetas elaboradas por Doña Dolores y periódicos para el sustento familiar. En esa finca de diez hectáreas facilitada por el general Rafael Hermoso, nacieron Dolores Juliana en 1832 y Susana en 1834. Instalado en Caracas nació Eleazar en 1839; Neptalí en 1841 y Rodolfo en 1843. El Congreso venezolano le asignó a Dolores una pensión. La historia y tradición registra que, cuando el presidente Antonio Guzmán Blanco fue a inaugurar en Caracas el ecuestre del Libertador el 7 de noviembre de 1874, al ver a Doña Dolores la buscó y tomándola del brazo ante los asistentes expresó: "Sin la presencia de esta dama faltaría el calor que ha de dársele a este acto de justicia". Esta digna matrona falleció en Caracas el 22 de octubre de 1878; sus restos reposan en el Cementerio General del Sur.
                                                                                   @eumenesfuguet  
Vicepresidente de la Ilustre Academia de Historia del estado Carabobo
Asesor Nacional de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela

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