sábado, 13 de diciembre de 2014

José Mujica

             

EL UNIVERSAL


José Mujica

GUSTAVO MERINO FOMBONA |  EL UNIVERSAL
sábado 13 de diciembre de 2014  12:00 AM
Decía Aristóteles, que la política y las ciencias políticas plantean en su concepción filosófica perseguir el objetivo de la felicidad para la ciudadanía, intentar y concebir esa gracia núbil, como la suma de felicidad que inspiró a Bolívar a principios del siglo XIX, digo yo seguramente en esto se insistirá hoy y siempre.

Una de las instrumentaciones medulares aristotélicas para embarazar la virtud de convertir todo en oro como otorgó este atributo Dioniso a Midas en el período VIII AC lo decimos metafóricamente; materializar seres felices era para Aristóteles obligante habilitar el puente con los elementos esenciales de la ética y el lenguaje, en la eticidad narraba su contenido como prosigue, el fin: la finalidad o motivo de una acción, el fin medio o imperfecto: es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo, el fin final o perfecto: es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa, por último ubica a la felicidad o eudaimonía: es el bien supremo del ser humano. Aquí crea una episteme o composición de sílabas sean estas lexemas o morfemas para develar un significado magno, como es el caso de la eudaimonía. Majestuoso designio casi nunca alcanzado.

Aristóteles razona que el término que busca el hombre es la felicidad, que reside en la vida contemplativa razonada. La ética desemboca en la política. El organismo social de Aristóteles medita al Estado como una especie de ser natural que no surge como fruto de un pacto o acuerdo. El hombre es un animal o criatura social que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. La política del hombre se explica por su capacidad del lenguaje, única herramienta idónea de crear una memoria colectiva y un acumulado de leyes que diferencia lo legal de lo prohibido.

La famosa teoría de las seis formas de gobierno se basa en el fin del régimen político: bien común o bien particular. Los regímenes políticos que persiguen el bien común: puros. Son, -si gobierna una sola persona: monarquía, -si gobiernan pocas personas: aristocracia, -si gobiernan muchas personas: república. Y las degradaciones de estos regímenes políticos se traducen en las siguientes acepciones: la degradación de la monarquía es la tiranía, la degradación de la aristocracia es la oligarquía, la corrupción de la democracia es la demagogia.

Cada una de las seis modalidades de gobierno es examinada en un contexto histórico particular, por lo que muestran muchas variantes reales entre ellas.

Como estas fraseologías sabias e iluminadas aristoteleizantes permanecerán desoídas durante hartos ciclos debido a la insistencia del costo humano en tiempo, experiencia y moraleja para evolucionar, no obstante es pertinente comentar alguna excepción del hoy y sus acontecimientos. El caso del Presidente de la República Oriental del Uruguay José Alberto Mujica Cordano, es bien particular, se acerca sin llegar de modo total al bien aristotélico pero lo pretende loablemente y algo ha logrado. Luego de infinidades de vicisitudes de persecución, cárcel, torturas y encierros durante 15 años, triangula la política, la ética y el lenguaje en lo público. Al recibir el máximo galardón de la República Ecuatoriana entre muchos otros en diversos ámbitos, brindó en su discurso de gratitud con su franqueza: soy un paisano medio atravesado, el único mérito que tengo elocuentemente dijo es ser un poco vasco, terco, duro, seguidor, constante, por eso aguanté, no soy ningún fenómeno, no tengo vocación de héroe, la injusticia social me carcome. Aristóteles recuerda Mujica escribió el hombre es un animal político, hay que tomar partido, el hombre más rico del mundo tendría que vivir 220 años para gastar toda su fortuna pero aun así con el 2 o 3 % de interés anual dan 4 millones de dólares diarios es imposible gastarlos y dicen que no hay plata para soluciones sociales. A los jóvenes gánense la vida y los sueños, habrán golpes eternos en el amor y anhelos pero mil fracasos deben ser mil comienzos, da y ábrete juventud de corazón amplio, no dejen esclavizarse por el mercado. América Latina es parque de paz, dignifíquense con una idea nueva realizada en el barco de vida que es el planeta.

Hay que decir que Mujica no vive en el palacio presidencial de Suárez y Reyes, lo hace en una casa de su esposa en las afueras de Montevideo, maneja su propio Volkswagen y administra la nación tolerando a los demás movimientos políticos que tienen posturas distintas, elevó la economía, mejoró lo social, fraterniza con todos los pueblos del mundo incluyendo los más religiosos siendo ateo y pide generosidad a un mundo rico para el prójimo. Solo dice querer dejar unas palomas revoloteando estos pensamientos en algunos prójimos antes de que sus huesos no se levanten. Con sus actos Mujica teje ser tótem moral de América Latina.

Doctor en Patrimonio Cultural.
Postdoctor en Gerencia y Estudios Políticos.
Profesor UCV/Unimet/ULAC


policulturalidad@gmail.com    

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