miércoles, 19 de junio de 2013

Purga registral


EL UNIVERSAL

Purga registral

Los asesores cubanos se han encargado de implementar un sistema al margen de la ley

RAFAEL J. CHAVERO GAZDIK |  EL UNIVERSAL
miércoles 19 de junio de 2013  12:00 AM
La crisis productiva del país se visualiza con la ausencia del papel higiénico, aceite y otras decenas de productos básicos. Pero hay otra crisis más profunda que no se puede medir con los anaqueles vacíos de los mercados. Me refiero al hundimiento moral de nuestra sociedad.

El presidente Maduro anuncia una cruzada frente a la corrupción. Pues bien, si quiere tener algo de credibilidad debería comenzar por la purga radical del sistema de registros públicos. Allí no hay nada que salvar, pues nunca antes había existido tan descarada corrupción e impunidad.

Los registros mercantiles y subalternos han venido experimentado un abismal deterioro. Los asesores cubanos se han encargado de implementar un sistema al margen de la ley, el cual sujeta el éxito de cualquier operación a la discrecionalidad del registrador. Y esto destapa un aluvión de corrupción que desmoraliza la institucionalidad y convierte el sistema legal en un simple adorno.

La sanación de un sistema tan corrupto no pasa por cambiar a fulano por el cuñado de una querida. Por años los registros han sido ocupados por los amigos del ministro de turno. No hay méritos para ingresar a estos cargos; no hay carrera administrativa y mucho menos estabilidad. Los que vienen tienen la plena convicción de su temporalidad, y eso lo aprovechan para sacar el sustento de todo su futuro. 

Radicalmente

Debe cambiarse radicalmente el sistema de selección de estos funcionarios. Habrá que requerir de concursos organizados por universidades o gremios jurídicos, donde se busque la idoneidad y transparencia en la selección del personal; con un sistema de ascenso y remuneraciones acorde con la importante responsabilidad de estos funcionarios. Ello sin descartar la privatización del sistema de registro de ciertas operaciones, al igual que sucede en materia de arbitraje, lo que es hasta pecado hablarlo en los sistemas comunistas.

Más importante será establecer un mecanismo judicial expedito que permita el control oportuno y efectivo de las arbitrariedades registrales, pues las trabas registrales están, en la práctica, exentas de control. Cuestionar los caprichos del registrador implica un proceso costoso e infinito, lo que es incompatible con la urgencia requerida. 

Los registradores saben que sus decisiones son indispensables y por eso las tasan a precios inauditos. Es el nido ideal para gestores inescrupulosos que se aprovechan de las urgencias ajenas. Todo ello resulta en una indignación para los abogados, quienes muchas veces se ven forzados a justificar esos pagos por el temor a perder la operación.

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