EL UNIVERSAL
EL PAPA OYE A VENEZUELA
Francisco: entre la política
y la profecía evangélica
RAFAEL LUCIANI | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
lunes 17 de junio de 2013 12:00 AM
Roma.- La fidelidad del Papa al seguimiento de Jesús lo obliga a anunciar valores, alentar prácticas humanizadoras y denunciar problemas que afecten el desarrollo de las personas y deshumanicen a las sociedades. En estos meses, Francisco ha estado recordando la necesidad de recuperar la dimensión ética de la economía y la política. Ha insistido en dos cosas: que esto sólo puede hacerse si repensamos «el poder desde el servicio» y construimos «una Iglesia para los pobres». Lo primero afecta al modo como se debe ejercer la política y, lo segundo, a la misión de la Iglesia. Estos han sido los primeros rasgos de su discurso cada vez que ha concedido una audiencia a alguna autoridad política.
Su papel no es legitimar o no un determinado modelo de gobierno o mandatario, aunque ésta sea la motivación de no pocas autoridades que se acerquen a él, según nuevos intentos de la alianza «Trono-Altar». Juan Pablo II se reunía con mandatarios de posiciones políticas que, incluso, eran contrarias a valores cristianos, y que cuestionaban la libertad de los pueblos. En las audiencias que tuvo, dialogaba sobre principios irrenunciables: la primacía de la «dignidad humana» para el desarrollo socioeconómico y político; la necesidad de la «libertad» para el reconocimiento de las diferencias; la afirmación de la «justicia» para la convivencia; la «fraternidad» para frenar el odio y la violencia. Benedicto XVI añadió la primacía de la «verdad» como base para el diálogo.
El Papa Francisco conoce la situación venezolana. En abril dijo que la seguía «con preocupación». En el lenguaje diplomático vaticano esto significa que se reconoce la gravedad de la misma. Instó a «encontrar vías justas y pacíficas». Hasta ahí era un mensaje directo, pero general. Sin embargo, luego llamó, y de forma concreta, a que «los "responsables institucionales y políticos" rechacen firmemente toda violencia y establezcan un diálogo basado en la "verdad", el "reconocimiento mutuo", la búsqueda del "bien común" y el "amor de la Nación"». Ejes éticos y antropológicos que son retomados en la audiencia privada con quien ocupa la Primera Magistratura.
Aunque la intención de las autoridades políticas sea la búsqueda de una legitimación simbólica por vía de la diplomacia vaticana, el discurso reiterado de este Papa ha ratificado su autoridad para señalar, sin compromisos ni miedos, y en particular a cada mandatario con quien se ha reunido, los problemas de sus respectivas sociedades y su corresponsabilidad en ellos.
A estas alturas ya resulta patente que su invitación a un cambio no es fruto de un simple análisis social, sino de un mensaje evangélico en una doble dirección. Hacer un llamado como «exigencia moral» a los responsables del destino de las naciones, porque está en juego el bien de los pobres, que padecen la mentira de élites políticas y financieras. Y denunciar la violencia, la muerte de inocentes, el deterioro de la convivencia social y la posibilidad de tener condiciones de vida digna en Venezuela.
¿Será capaz el gobierno venezolano de poner en práctica el llamado que hace el Papa Francisco? ¿o creerá que las audiencias papales pueden ser usadas con fines pragmáticamente políticos? El Papa no está para avalar la legitimidad de un gobierno a cambio de ciertas dádivas, sino para defender la salud moral de una nación y promover caminos evangélicos para su reconciliación.
rluciani@ucab.edu.ve
@rafluciani
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