jueves, 14 de enero de 2010

Tendremos un nuevo año lleno de retos
 y búsqueda de definiciones.







Johan Rodríguez Perozo

A diferencia de años anteriores, el 2010 se presenta con exigencias definitivas frente a las realidades políticas planteadas en Venezuela.
La caracterización de los conflictos generados en el país, a raíz de las decisiones tomadas por el régimen, indican un avance, aparentemente indetenible, de quienes detentan el poder.
Estamos, pues, frente al proceso de instauración de un esquema de vida, signado por la megalomanía de quien marcha a la cabeza de tal causa. Queda claro, en nuestra opinión, que la situación planteada no admite dilaciones en la valoración o juicio crítico, capaces de permitir, con imaginación y creatividad, la generación de respuestas adecuadas a las pretensiones del régimen de cambiar radicalmente el modo de vida de los venezolanos.
Cierto es, que quienes se oponen abiertamente al modelo del poder en Venezuela con la aspiración de cambiarlo, no se han planteado otra salida distinta a encauzar la lucha por la vía democrática, lo cual, de suyo, representa una suerte de debilidad, frente a un adversario “ignorante” de las reglas que la rigen.
En consecuencia, se estaría en un escenario un tanto ambiguo, puesto que, a la par de confrontar al contendiente en términos democráticos, se es víctima del uso abusivo y discrecional del poder, a partir del control absoluto ejercido por éste, sobre los distintos estamentos del Estado.
El poder irrumpe contra toda convivencia civilizada y orden democrático, cuando intenta imponer el Estado Policial.
En este sentido, los retos más importantes para los adversarios del régimen, se sitúan en su propio contexto.
El escenario representado por la Mesa en la cual confluyen algunos de los más destacados movimientos opositores, constituye una suerte de acercamiento a la comprensión real del problema. Desplazar al régimen de la posición de poder en la cual se ubica, supone una actuación cónsona con tal desafío. De allí la importancia del esfuerzo por unificar a los factores coincidentes en este reto. Lo imperdonable sería, que tal gestión se realice sin valorar con claridad y desprendimiento la obligatoria dinámica a generar, en la búsqueda de alcanzar el verdadero objetivo: el desplazamiento progresivo del régimen de las posiciones de poder que hoy detenta.
Esta formidable gesta requiere de armar un juego, hasta donde sea posible, “bien repartido”. Entiéndase por ello, la asunción de responsabilidades y tareas de los distintos y variopintos estamentos componentes de la oposición, proporcionales a la capacidad de desarrollo de acciones políticas que cada uno posea.
Es allí, en el “reparto” de responsabilidades y tareas y no en la quimera de posibles curules en el parlamento, dónde estaría la clave del éxito que se desea. La aspiración mayoritaria de los venezolanos, se concentra en la posibilidad de devolverle al país, condiciones de vida normales a una sociedad democrática, con base a los valores que la inspiran y sustentan.
En consecuencia, no debería ningún grupo o individualidad, por “importante” que se sienta, pretender confiscar, mediante actuaciones erráticas y fuera de contexto, la esperanza de un pueblo cada vez más sometido a la angustia generada por la siembra de incertidumbre.
Hacemos votos porque el año ya iniciado, se convierta, definitivamente y al precio necesario, en el año de la recuperación de la paz y la convivencia democrática en Venezuela.
Publicado por Johan Rodríguez Perozo en lunes, enero 04, 2010

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